450 ANIVERSARIO DE LA BATALLA NAVAL DE LEPANTO
El desastre cristiano de Los Gelves, superior a cualquier otro desde el
fracaso de Argel en 1541, hace que Felipe II se decida a concentrar sus esfuer-zos
en el Mediterráneo y en la construcción naval; unos esfuerzos que son
puestos a prueba en 1564, cuando García de Toledo carga con una flota contra
el peñón de Vélez de la Gomera y lo conquista fácilmente.
La respuesta otomana no se hizo esperar. A finales de marzo de 1565, Soli-mán
el Magnífico envió contra Malta una flota de unos 240 barcos al mando
de Pialí; Dragut (Turgut Reis) se incorporaría con 45 buques procedentes de
Trípoli, y Occhiali (Uluj Alí) llegó con seis galeras de Alejandría. Las fuerzas
de tierra (unos 28.000 hombres, la mayoría assapi, es decir, soldados de fortu-na
de servicio en las galeras) iban al mando de Mustafá Pachá, que sería el
comandante general de la expedición. La posición estratégica de la isla era de
gran importancia (9). Los preparativos de la movilización turca trascendieron,
de manera que ya a finales de 1564 García de Toledo advertía a Felipe II que
en Estambul se reunían miles de remeros y marineros, más unos 40.000 solda-dos
de todas las provincias del Imperio turco. También avisó al rey del desem-barco
turco en la isla, suscitando grandes dudas en el monarca español sobre
qué hacer, pues estaba reciente lo sucedido en Los Gelves y el rearme naval
español no se había concluido. A esto había que sumar la complicada logística
que una acción de esa envergadura exigía. Finalmente, el rey decidió interve-nir.
La reunión de la flota española tendría lugar en Mesina (Sicilia); empezó
en mayo y contó con «seis mil soldados españoles… y mil quinientos italianos,
a falta de los cuatro mil florentinos que embarcaba Doria, y… cuarenta galeras
y cuarenta y cinco naves comerciales, redondas en su gran mayoría y con muy
escasas piezas de artillería, que habían sido embargadas a particulares» (10).
En la isla tuvieron que hacerse trabajos defensivos con toda rapidez y en
muchos puntos les faltó consistencia. Los fuertes de San Telmo, en la península
de Sceberras, y de San’t Angelo, en el extremo del Burgo —Birgu— sobre el
mar, los bastiones de Castilla y Aragón, en el perímetro amurallado del Burgo, y
el castillo de San Miguel en Senglea eran las claves para la defensa (11). Unas
cadenas tendidas desde San’t Angelo hasta el espolón de Senglea y, en el extre-mo
opuesto de esta, otra barrera de cadenas que enlazaba con el bastión de
Aragón en el Burgo cerraban por ambos extremos el puerto de galeras. En el
interior de este, un puente de barcas unía el Burgo con Senglea. Las fuerzas
defensoras eran 300 soldados malteses, 500 caballeros, 500 soldados de la
escuadra de galeras, 200 soldados griegos y 400 mercenarios, en su mayoría
infantería española.
(9) BROGINI, Anne: Malte, Frontière de chrétienté (1530-1670), Roma, 2006.
(10) BUNES IBARRA, Miguel Ángel de: «El gran socorro de los tercios», en El gran sitio de
Malta, ya citado, p. 45.
(11) Sobre las defensas de Malta, HOPPEN, Alison: The fortification of Malta, Edimburgo, 1979.
208 Agosto-septiembre