450 ANIVERSARIO DE LA BATALLA NAVAL DE LEPANTO
operación combinada naval y terrestre, la isla de Rodas, bastión de los caba-lleros
hospitalarios (que utilizaban como base de operaciones de piratería
contra las líneas marítimas de suministro del imperio), lo que confirmó el
dominio completo de los otomanos en las aguas orientales del Mediterráneo,
una especie de lago turco ya por aquel entonces.
En su vertiginoso avance, los turcos van a tomar también Belgrado. Pero
quizás el hecho más sobresaliente desde el punto de vista militar será la bata-lla
de Mohács (1526), por la que los turcos invadieron Hungría y se pusieron
en disposición de asaltar Viena. Es la llamada dirección continental o terrestre
de la expansión turca en esta época.
Por aquel entonces, henchido de poder, Solimán destacaba su sentimiento
de absoluta superioridad ante el monarca francés en sus primeros contactos
diplomáticos (que se materializaron en una alianza, como han calificado los
historiadores, contra natura). Escribía en 1526 a Francisco I:
«Yo, que soy el emperador de los emperadores poderosos, el príncipe de
los príncipes, el distribuidor de las coronas de los reyes que están sentados
sobre los tronos del mundo, la sombra de Dios sobre las dos tierras, el posee-dor
del mar Blanco y del mar Negro, el soberano de Asia y de Europa, de
Carmania, de Grecia, y de todo el país de Alejandro el Grande, el señor
de Diyarbakir, de todo el país de los kurdos…, de Persia, de Damasco, de
Alepo, de Egipto, de la Meca y de Medina, de Jerusalén y de Arabia Feliz y
religiosa y de tantos países conquistados por mis gloriosos ancestros…».
Solimán pondría cerco a la capital austriaca en dos ocasiones. Primero en
1529, con un potentísimo ejército de 120.000 hombres, pero abandonó tras 19
días de asedio por las imponentes murallas, la resistencia feroz de los asedia-dos
y las desfavorables condiciones climatológicas. Tres años después, en
1532, se dirigió hacia la ciudad, donde le esperaba el propio Carlos V al
mando del ejército defensor. Sin embargo, a 100 km de distancia, en la locali-dad
de Guns, la resistente guarnición allí apostada entretuvo al ejército otoma-no
durante un mes, lo suficiente para que el invierno se echase sobre ellos y se
viesen obligados, por tanto, a abortar la campaña. Las negociaciones diplomá-ticas
condujeron a una tregua y al mantenimiento del status en la zona. Pero
era un hecho que los turcos recibían ahora tributos de los príncipes cristianos
Fernando de Habsburgo y Juan Zapolyai (nuevo monarca húngaro puesto por
el propio sultán) y, sobre todo, que se habían plantado en las puertas de Viena
y amenazaban a toda la cristiandad.
Pero en realidad, cobraría todavía más importancia el frente marítimo
Mediterráneo en la pugna entre los turcos y la cristiandad. Barbarroja, con una
gran audacia, experiencia marinera y competencia táctica, había protagoniza-do
el importantísimo empuje de los turcos en el Mediterráneo occidental. En
1522, los caballeros de la Orden de San Juan deben abandonar, ante el avance
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