Presentaciones y Despedidas <<
BRIGADA GUILLERMO CASTRILLO FERRE
Mis respetados generales, oficiales, suboficiales y mi
querida tropa:
Permitan que les relate mi periplo militar y, de esta forma,
despedirme.
Después de 39 años ha llegado el momento de decir adiós,
aunque parezca que fue ayer cuando bajé por la trocha,
petate al hombro, para realizar el periodo de instrucción
en el Acuartelamiento Montejaque. A los momentos que
vinieron después en la Unidad de Instrucción y Experiencia,
Academia de Formación de Mandos Legionarios y XI
Bandera Comandante Tiede, les tengo reservado un trocito
en mi corazón, pues allí me forjé como militar .
Mi nuevo destino coincidió con el ascenso a sargento: VII
Bandera del Tercio Don Juan de Austria, en Fuerteventura.
Otro trocito de corazón ocupado por aquel corto pero
intenso periodo para después regresar al Campamento
Benítez con mis morteros de 120 mm.
Con la creación de la Brigada de La Legión, mi corazón
tuvo que hacer otro hueco para ser ocupado por el tiempo
que estuve destinado en la Compañía de Cuartel General
y, cinco años después, volver a mi Tercio 4º, donde
permanecí hasta mi ascenso a brigada.
Tras este ascenso y ser destinado al Batallón de la FAR
(Madrid), me di cuenta de que el «verde sarga» se lleva
dentro aunque no se vista, pues allí fui recibido y bienvenido
por muchos antiguos compañeros. Y por supuesto, hay
otro sitio en mi corazón para ellos.
La vida, ya veis como es, me tenía deparado volver a Ronda.
Así lo hice al cabo de un año y, entre la X Bandera y la USAC
Montejaque, pasé cuatro años antes de volver de nuevo al
Tercio 4º, desde donde me encuentro escribiendo estas letras.
No olvido a los que me acompañaron en todos estos años y
que ahora están formados en las filas del cielo. Todos ellos
llenan otro hueco en mi corazón. Y esto es así porque juntos
formamos bandera. A saber: coronel Román, teniente coronal
Recena, comandante Egea, tenientes Remón y Horcajuelo,
suboficial mayor Graña, cabos 1º Jordi y Retamero…
¡PRESENTES!
El hueco más importante en mi corazón lo ocupan mi mujer
y mis hijas. Mi amiga y compañera, Inma, la que me ha
acompañado en mi vida desde que era cabo; y mis dos hijas,
Marta y Elena. Ellas tres, que han sufrido calladamente mis
ausencias, las que me han alentado a continuar en momentos
de debilidad, las que, tragándose sus lágrimas, me han dicho
¡ADELANTE! Ellas y solo ellas son las dueñas de este viejo y
cansado corazón de un caballero legionario.
Considero a estas alturas que la misión está cumplida. Solo
queda pedirles que me concedan el privilegio de despedirme
gritando aquello que grité después de bajar la trocha aquella
primera vez.
¡VIVA ESPAÑA!
¡VIVA EL REY!
¡VIVA LA LEGIÓN!
555 · II-2021 55 La Legión