UNIDADES INDÍGENAS EN EL MARCO DEL DESASTRE DE ANNUAL 155
tuaba desde la Restinga y Cabo de Agua, que fueron ocupadas por las tropas
españolas el 14 de febrero y el 12 de marzo de 1908, respectivamente.
A pesar de estos acontecimientos, sería en la zona occidental del Protectorado
donde España tendría su primera intervención militar en Marruecos,
cuando, a raíz de los graves incidentes acaecidos en Casablanca el 30 de julio
de 1907, tropas españolas y francesas se vieron obligadas a restablecer el orden,
después de que los habitantes de la ciudad, en una revuelta generalizada,
asesinaran a varios de los europeos que trabajaban en las obras del puerto.
De vuelta a la zona oriental, en el verano de 1908, en sus ansias de
expansión, el Roghi se lanzó sobre el Rif, encontrando pronto la resistencia
de las cabilas que, lideradas por Mohamed Ameziane el Mizzian, derrotaron
su mehala y alentaron el levantamiento del territorio, incluidas las cabilas de
Guelaya, que en octubre de este mismo año paralizaron los trabajos en las
minas y en diciembre expulsaron al Roghi del territorio, que fue hecho prisionero
por el sultán Abd-el-Hafid y trasladado a Fez, donde fue castigado
de modo ejemplar hasta su muerte.
La desaparición del Roghi supuso un grave inconveniente para las
compañías mineras, a las que algunas cabilas continuaron exigiendo compensaciones
económicas, pero sin que esto garantizara su seguridad, pues la
mayoría de las cabilas no aceptaban la presencia extranjera. Aun así, el 7 de
junio de 1909 se reanudaron los trabajos en las minas y el ferrocarril, que
tras pequeños incidentes desembocaron el 9 de julio en el asalto a un grupo
de trabajadores en el barranco de Sidi Musa, a unos cuatro kilómetros de los
límites de Melilla, en el que fueron muertos cuatro obreros.
Ante esta acción, el general Marina estableció una línea defensiva en
el exterior del perímetro de la ciudad y solicitó refuerzos al Gobierno, que
fueron enviados desde la Península en base a la llamada a filas de los reservistas,
jóvenes ya licenciados que tuvieron que abandonar sus trabajos y
familias para reincorporarse al Ejército y participar en la llamada Campaña
de Melilla de 1909.
Una campaña para la que España movilizó a unos 20.000 hombres,
de los que, en tan solo seis meses de operaciones, duró hasta diciembre de
1909, fueron baja 1.810 hombres, 259 de ellos muertos, siendo especialmente
dramáticos los combates del Barranco del Lobo, el 27 de julio de
1909, que se saldaron con 752 bajas, 153 de ellas muertos, incluido el general
Guillermo Pintos Ledesma (Madariaga, 2005). Una campaña que, sin
representar una amenaza directa para España, fue acogida por los españoles
con importantes protestas y manifestaciones en todo el país, siendo especialmente
virulentas en Barcelona entre los días 26 de julio y 2 de agosto
de 1909, donde el embarque de soldados con destino a África, unido a una
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 155-212. ISSN: 0482-5748