UNIDADES INDÍGENAS EN EL MARCO DEL DESASTRE DE ANNUAL 203
ubicación fue Segangan y su primer jefe el teniente coronel de infantería
Rafael Valenzuela Urzáiz, pasando su primera lista de revista en octubre
de 1922.
Finalmente, por Real Orden de 5 de julio de 1925, se concedería al
Grupo de Regulares de Melilla el uso de Bandera Nacional por los servicios
prestados, la lealtad de que ha dado prueba el personal que lo constituye
y la disciplina y valor de esas Tropas, y por Real Orden de 23 de agosto de
1923 la Medalla Militar colectiva por su brillante actuación en los combates
librados en el territorio de Melilla entre los días 28 de agosto al 5 de junio
de 1923.
En cuanto a la Policía Indígena, no se dictó ninguna disposición oficial
sobre su reorganización, sino que a medida que se fue recuperando el
territorio perdido se fueron creando mías, así, en las operaciones de octubre
de 1921 se contó con las mías número 1 y número 2, hasta contar ya en abril
de 1922 con 10 mías, ascendiendo su plantilla a más de 1.000 hombres, gran
parte de ellos veteranos de estas fuerzas que no habían vuelto sus armas
contra España en la caída de la Comandancia General de Melilla, aunque
habían abandonado sus destinos.
Con respecto a las unidades irregulares, entre los meses de octubre y
noviembre de 1921 se volvió a contar con la harca amiga de Beni Sicar, al
mando del caid Abd-el-Kader, y una idala de la cabila de Beni Sidel, mandada
por los caídes Aomar Abellen y Mokader el-Aurachi, y ya en el mes de
diciembre con la harca Yahich, cuyos componentes fueron armados de varas
‒yahich‒ y fusiles durante la vigilancia de las cabilas de Guelaya (De Mesa
Gutiérrez, 2018, pág. 176). Igualmente hizo su aparición en la Comandancia
General de Melilla, a partir del 1 de septiembre de 1922, un grupo de gums
organizado por el capitán de Artillería Carlos Muñoz Roca-Tallada, conde
de la Viñaza, al que se unió en la zona de Afrau la harca amiga de Beni Said,
en esta ocasión al mando del caíd Mohamed Ben Amar Uchen, y en la zona
de Afsó las harcas de Ulad Settut, Quebdani, Beni Bu Yahi, Beni Tuzin y
Tafersit, que se pusieron a las órdenes del teniente coronel Núñez de Prado,
así como la harca del Amel del Rif Sidi Dris Er-Riffi, organizada por el general
Burguete.
Sin embargo, en un clima político influenciado por el Desastre de
Annual, por el Expediente Picasso y por la Comisión parlamentaria de Responsabilidades
a raíz del Desastre de Annual, la política del Protectorado
sufrió un profundo replanteamiento, así, el Real Decreto de 16 de septiembre
de 1922 dictó normas para la implantación del régimen civil, cuyas consecuencias
más inmediatas fueron: el nombramiento, el 2 de enero de 1923,
del civil Miguel Villanueva y Gómez como alto comisario; la asunción por
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 203-212. ISSN: 0482-5748