LA ESPAÑA DE 1919-1923 Y SU PROTECTORADO EN MARRUECOS 47
principal riqueza34. Las diferencias étnicas eran también notables a partir
de una mayoría bereber, con cuatro grandes familias: senhaya, yeblies,
gomara y zenetas. El estudio antropológico de Carleton Stevens Coon, en
1927, ponía de manifiesto que los bereberes eran el conjunto étnico más homogéneo.
Entre sus rasgos antropométricos destacaba su estatura, superior
a la media de la población del Protectorado y también a la de los soldados
españoles. Formaban, sobre todo en el Rif central, un colectivo orgulloso
de sus señas de identidad, incluida su lengua propia, el chelja, y rechazaban
la presencia militar extranjera. La sensación que transmitían advertía inmediatamente
de la dificultad de lograr desde la acción exterior, en este caso
española, algún cambio en la mentalidad y actitud de aquellos individuos;
nacidos en la anarquía, educados en la guerra y profundamente fanatizados35.
En cuanto a la distribución de la población, compuesta por 76 tribus
o cabilas, voz esta última referida tanto a cada tribu como al territorio que
ocupa resultaba un auténtico mosaico. Su organización socio-política se
estructuraba de abajo a arriba con base en la familia, el clan, la fracción y
la cabila; tendría como estadio superior, para determinadas circunstancias,
la confederación.
La población del Protectorado aparecía extraordinariamente diseminada,
con tan solo algunas poblaciones de cierta entidad en la zona occidental
(Tetuán, Xauen, Larache, Arcila, Alcazarquivir). El resto tendía al
aislamiento y apenas conformaba pequeños aduares comunicados, entre sí
por caminos de herradura. Podría decirse que, antes de la ocupación militar
no existía en el Rif central y oriental una sola ciudad o núcleo urbano reseñable.
Desde el punto de vista político-administrativo el territorio del Protectorado
podía dividirse en dos zonas: el Bled el-Majzen y el Bled el-Siba.
La primera correspondía al territorio poblado por los habitantes árabes o
más arabizados, principalmente la zona occidental, que respetaban la autoridad
del sultán; se regían por la ley coránica, pagaban impuestos y aceptaban
la movilización de sus hombres para las fuerzas armadas. La segunda,
sobre todo de población bereber asentada en el centro y el este del territorio,
menos dispuesta a someterse a las disposiciones del régimen de Fez; especialmente
reacia al pago de impuestos y a la recluta militar. Aunque dentro
34 Domínguez Rodríguez, Rafael: “El territorio de Marruecos a comienzos del siglo XX”
en Aragón Reyes, Manuel (Dir): El Protectorado español en Marruecos… Ob. cit. Tomo
I, pp. 261-282.
35 Ver Mainer, José Carlos: “La huella de Marruecos en las letras españolas (1893-1936)”,
en Aragón Reyes, Manuel (Dir): op. cit., tomo II, pp. 201-223. En realidad, profundizando
en los estudios etnológicos y antropológicos, las coincidencias entre el moro y el
español como escribía Galdós es más grande de lo que parece.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 47-74. ISSN: 0482-5748