96 FERNANDO CABALLERO ECHEVARRÍA
fuerzas bajo su mando, cuyo estado calificaba de «deplorable». Respecto
a las unidades indígenas, «la base de nuestra acción», se encontraban a la
mitad de sus efectivos, dificultando constituir «verdaderos núcleos combatientes
» que daban la sensación de poder «que tanto impresiona a los indígenas
». Para completar las plantillas proponía doblarles el mísero salario. Y
en cuanto a las unidades «europeas» solicitaba algunas tropas de refuerzo o
bien «crear con urgencia batallones de voluntarios».
El Alto Comisario respondió a las peticiones de Silvestre, en una carta
fechada el 22 de agosto, informándole sobre el «deplorable efecto que
produciría en la Península el envío de una sola unidad, y el partido que los
enemigos de esta campaña sacarían de ello para … combatir al Gobierno».
Y así, el asunto quedó zanjado.
En esas fechas se iba a entrar en la fase más dura de las operaciones
de unificación de la zona occidental y el Alto Comisario recibió una carta
del ministro de la Guerra, conteniendo algunos «consejos» a considerar durante
las operaciones:
«me permito recordarle el deplorable efecto que produciría en la opinión
nacional las … bajas en operaciones de cierta importancia, he de concretar que
el objeto principal de esta carta es que gradúe, en forma tal, que cada una de las
dosis pueda convertirse en una acción independiente, capaz de darla por terminada
en cualquier momento que las contingencias de la nación obligaran a ello».
Berenguer contestaba al ministro el 27 de agosto, solicitando algunos
medios: diez aeroplanos además de cañones y ametralladoras, imprescindibles
para apoyar los avances y evitar las bajas. En respuesta, el Gobierno
envío unos pocos elementos y ¡un avión!, y comunicaba que «estos medios
solo podrán ser aumentados por dos aeroplanos».
Esos aparatos, sumados a los ya desplegados, desde 1914, hacían ascender
la fuerza aérea española en Marruecos a 15 aeroplanos. Una cifra
ridícula al contemplar el 37e regimiento de aviación francés en Marruecos,
dotado con 10 escuadrillas, integrando 100 aeronaves.
El Alto Comisario continuó con la preparación de las futuras operaciones,
convocando en dos ocasiones, el 6 y el 21 de septiembre, a los comandantes
generales. En estas reuniones, les resaltó la pérdida del prestigio
del líder yebalí tras los combates y lo idóneo de la situación para atraer a las
cabilas, cansadas ya de su tiránico gobierno; y repasó el modelo de intervención
en sus aspectos político y militar. Por último, ordenó el empleo de
los nuevos procedimientos doctrinales «teniendo en cuenta el empleo de las
armas modernas y la combinación de los efectos», es decir, la obligatoriedad
de integrar las ametralladoras, la artillería y la aviación en el combate.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 96-148. ISSN: 0482-5748