reportaje
en personas en movimiento. De mayor
complejidad, por el riesgo que entraña
para la vida de los propios perros o la seguridad
de las misiones, es la detección
de explosivos, de gran utilidad para el
apoyo a la seguridad militar permanente
en las instalaciones, actos institucionales
y actos públicos.
La importancia de esta especialidad
para el trabajo en operaciones recomendó
la creación de una nueva disciplina,
detección de artefactos explosivos improvisados
(IED), para la integración
de perros en los equipos GEDE (Grupo
de equipos de desactivación de explosivos)
de las distintas unidades de las
Fuerzas Armadas. «Es una experiencia
pionera, con solo dos años de recorrido,
pero que se demostrará como una ayuda
esencial en el trabajo en zona de operaciones,
por ejemplo, en la limpieza de rutas
», explica la coronel Isabel de Martín
y Celemín, directora del Cemilcandef.
La primera edición se impartió en 2019
y, tras los ajustes y modificaciones con
las lecciones aprendidas, se abrió el segundo
El curso, de gran exigencia, requiere
ocho meses de dedicación con solo seis
alumnos para lograr que los perros puedan
trabajar con mayor autonomía de
su guía que en cualquiera de las otras
especialidades. «Son perros muy independientes
a 150 metros de distancia del guía, con
quien están conectados por un sistema
de audio y un equipo de vídeo», subraya
la coronel Celemín.
SEGURIDAD Y RESCATE
La segunda modalidad de cursos incluye
tres grandes disciplinas: seguridad
En los cursos de detección aprenden a
localizar explosivos y drogas.
¿Olfatear el coronavirus?
EXPLORAR los límites de la destreza olfativa de los perros de
trabajo y estudiar sus capacidades son también objetivos del
Cemilcandef. Desde el pasado septiembre el centro afronta
un nuevo desafío en el contexto de crisis sanitaria que se vive desde
comienzos de 2020: ¿puede un perro detectar el COVID-19?
¿Veremos equipos caninos en aeropuertos vigilando el acceso de
positivos como ya hacen con la búsqueda de explosivos o estupefacientes?
La coronel Isabel de Martín y Celemín subraya el carácter experimental
de la investigación, todavía en una fase incipiente, y no
oculta su escepticismo. «Hasta ahora trabajamos solo en la detección
de la enfermedad en muestras PCR. Es un proceso largo
que nos permite avanzar en el estudio de las capacidades de los
perros, pero parece difícil que un pastor alemán pueda llegar a
detectar un caso de COVID en una persona
asintomática. Debemos ser cautos y realistas,
aunque tenemos claro que el estudio es
necesario y que nuestra responsabilidad es
investigar esa posibilidad, como ya hacen
otros países».
Sobre la mesa del despacho de la coronel
se encuentran los tres estudios publicados hasta
ahora sobre este asunto —una experiencia
alemana, otra plurinacional encabezada por
un veterinario francés, y una revisión de los
dos artículos anteriores—, tres investigaciones
que la directora del centro ha repasado
minuciosamente durante las últimas semanas.
Los resultados no son concluyentes y
en septiembre de 2020.
que pueden trabajar hasta
no permiten establecer ninguna certeza y las experiencias realizadas
por Italia en un entorno real han fracasado. Incluso en el caso de que
el perro pueda llegar a olfatear un coronavirus en una persona, la coronel
duda si el animal podría discriminar entre un coronavirus catarral
y el coronavirus que produce el COVID-19.
El estudio arrancó el pasado verano con la elaboración de los procedimientos,
protocolos y procesos de coordinación con los servicios
del Centro Militar de Veterinaria que proporcionan las muestras PCR.
En diciembre comenzó el trabajo efectivo. «Iniciamos la investigación
con siete ejemplares y cuando estábamos a punto de tirar la toalla por
falta de resultados, un pastor alemán, Soco, empezó a discriminar entre
muestras positivas y negativas, pero aún no sabemos qué cualidades
le permiten esa capacidad de detección». Tras varios descartes
más, el Cemilcandef trabaja ahora con tres perros en distintas fases
de adiestramiento.
Los técnicos del centro conocen la concentración
de virus que tienen las muestras
PCR, un dato muy útil para evaluar la sensibilidad
olfativa y extraer las primeras conclusiones:
a los perros les cuesta más detectar
el COVID-19 cuando se halla en concentraciones
muy bajas. «Es difícil que puedan
marcar asintomáticos en un centro comercial
o en un aeropuerto si les cuesta identificar
una PCR positiva cuando lleva muy poca
carga vírica», explica la coronel Celemín. El
Cemilcandef seguirá trabajando para elaborar
un informe definitivo que se conocerá en
unos meses.
El centro
trabaja en un
proyecto para
entrenar perros
que detecten la
enfermedad
38 Revista Española de Defensa Octubre 2021