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C A B O R O B E R T O C A R L O S G A R C Í A A Y A L A
¡POR LA 2ª CÍA., HASTA LA MUERTE!
Mi historia empieza el 12 de febrero
del 2003. Procedente de Madrid, aquel
día emprendí un viaje que desde
el primer minuto fue una aventura,
como no podía ser menos. Durante el
mismo, me encontré con un paisano
que, casualidades de la vida, venía
con el mismo propósito que el mío. Al
llegar a Ronda, nos esperaban 2 cabos
con un camión que nos trasladaron
al cuartel. Ese día, nos presentamos
64 sudamericanos, compañeros de
diferentes nacionalidades y diferentes
culturas, entre ellas: colombianos,
ecuatorianos, bolivianos, venezolanos,
guineanos, y dos peruanos, entre ellos,
un servidor. Tomamos una decisión que
cambiaría nuestras vidas: alistarnos a
La Legión. Fue nuestro primer día en el
Tercio Alejandro Farnesio.
Recuerdo que estaba ilusionado,
nervioso y a la par contento de
emprender una nueva vida y hacer lo
que siempre me gustó desde pequeño:
ser militar. Estuvimos tres meses de
instrucción a cargo de la 2ª Compañía,
que en aquel momento la mandaba el
capitán Sánchez (el «papi Sánchez»,
como lo llamábamos cariñosamente
sus indígenas), ahora teniente coronel.
Nuestro periodo de instrucción fue el
primero que se realizó en el Tercio 4º,
que nos sirvió para comprender lo que
representa La Legión para España:
una unidad de vanguardia dentro de
los ejércitos, demostrado en su Credo,
con el espíritu de marcha «jamás un
legionario dirá que está cansado, hasta
caer reventado, será el cuerpo más
veloz y resistente»; o el de sufrimiento
y dureza: «No se quejará de fatiga, ni
de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de
sueño...». Espíritus a seguir por todo
caballero legionario.
En la actualidad, sigo perteneciendo
a la 2ª Cía., siendo mi casa desde
hace ya 18 años. Gracias a mi
trabajo, he aprendido los valores más
importantes de la vida: la disciplina, el
compañerismo, la amistad, el honor
y el amor hacia mi unidad, la que me
dio el privilegio de pasar por la sección
de armas en morteros, de proveedor a
cargador. Fui caballero legionario de
primera en la 2ª escuadra de morteros,
pasando a la plana de la sección de
armas de radio – tirador para la misión
de El Líbano 2006. Ascendí a cabo en
2008, pasando a formar parte de la
gloriosa 2ª sección, en el 1er pelotón
como jefe de escuadra. Y terminé mi
pericia en el 3º de la misma sección,
para posteriormente ser encuadrado en
la 3ª sección en Líbano 2016.
A lo largo de mi trayectoria he tenido
el honor de vivir varias misiones, en
Irak, Líbano, Afganistán y Mali, todas
inolvidables, pero especialmente la
primera, en Irak, por lo duro, intenso y
complicado que nos resultó desde el
primer día para todos, llevando menos de
un año en la compañía, con momentos
de mucha incertidumbre y tensión, por
lo que representaba la misión, sobre
todo para mí y para muchos que recién
salíamos de misión.
Es por ello que, en cada misión vivida, te
curtes como persona, aprendes a valorar
más la vida, a tus seres queridos, a tus
compañeros, que son las personas en
las que te apoyas en esos momentos y
a los seres queridos que dejamos atrás,
que sufren nuestra ausencia.
He tenido el privilegio de conocer
a muchos mandos, subordinados y
compañeros de empleo, como mi
hermano, el cabo Rodas, con quien
comencé esta historia. Personas que me
han hecho ser mejor militar; todos ellos
reúnen los valores de un buen legionario.
A La Legión se lo debo todo, siendo lo
que soy gracias a ella. Este largo camino
que emprendí hace 18 años me ha
regalado lo más bonito que tengo: mis
dos hijas, Idaira y Aitana, mi motor y
fuerza para seguir adelante.
556 · III-2021 25 La Legión