1002 dosier operación y comercialización del Aviocar
SAR en Cuatro Vientos (803 Escuadrón) y de Palma de
Mallorca (801 Escuadrón). Otro ejemplo, aunque ahora
sea el 721 Escuadrón el que realiza las estafetas logísticas
interislas en el archipiélago canario, esa labor la realizaba
hasta hace algo más de 15 años el Aviocar en el 461 Escuadrón,
Daños del ataque en Croacia
revista de aeronáutica y astronáutica / diciembre 2021
los conocidos zorros (numeración que tampoco
ha vuelto a utilizarse como escuadrón). Tras el cierre del
461 en el año 2005, su labor se suplió con un destacamento
permanente de aeronaves C-295 del Ala 35, hasta
que hace aproximadamente un año el 721 Escuadrón
asumimos la misión en las islas afortunadas.
Los ojos de las dos siguen como platos, me encanta ver
como brillan mientras alivian su sed de conocimiento.
Es empezar a hablar y me nacen las historias, todas ellas
bien documentadas, que me han sorprendido a lo largo de
los años. Que unidades tan emblemáticas como el Ala 35
o el Ala 37 hayan contado con los aviocares en sus hangares,
hace que la hoja de servicio de estos aviones engrose
sin parar. Buen ejemplo podría ser el del T.12B-24. El
avión que el 30 de junio de 2008 realizase su último vuelo
llegó a ser el más famoso de sus 35 congéneres de Serie
100 entregados al Ejército del Aire.
El T12B-24 saltó a la fama el 8 de marzo de 1994 cuando
un misil tipo SA-7 croata impactó en su cola provocándole
la pérdida del motor izquierdo, importantes daños
en el empenaje de cola y un blocaje parcial del mando
de profundidad. La explosión de la cabeza de guerra del
SAM (surface to air missile) muy próxima a la cola, dejó
la mitad posterior del avión llena de agujeros y tres heridos
de consideración. En particular, un oficial francés
tuvo que ser atendido en el avión por la tripulación con
los botiquines de emergencia para cortar la fuerte hemorragia
que padecía. El aterrizaje de emergencia, con un
motor parado y serias dificultades en el mando de profundidad,
se realizó en el aeródromo croata de Rijeka,
donde quedaron demostradas la pericia y serenidad de
la tripulación y la dureza de un avión «marca de la casa».
En tan solo 48 horas, el equipo de mecánicos del Ala 37
recuperó el avión de sus averías y volvió a estar en vuelo.
Pero este Aviocar comienza su vida mucho antes. Apenas
salió de la factoría de Construcciones Aeronáuticas en
San Pablo el 25 de septiembre de 1975, fue dado de alta
en el inventario del Ejército del Aire y pasó a prestar sus
servicios en el 721 Escuadrón (base aérea de Alcantarilla).
Es fácil imaginarle entrando en pasada de lanzamiento a
1600 pies con varios «paracas» enganchados a su cable
estático, a la espera de la ansiada luz verde. A buen seguro
fue testigo del bautismo aeronáutico y paracaidista
de muchos de los que hoy escriben grandes gestas. Seis
años, 1200 horas e incontables lanzamientos. Después,
nuestro protagonista pasa, en noviembre de 1981, destinado
al Ala 35. En esta unidad, pionera y acreedora del
vuelo táctico, partició en diversas misiones nacionales e
internacionales.
Buen ejemplo es el destacamento de Guinea Ecuatorial,
donde el T.12B-24 realizó parte de las 12 000 horas
de vuelo, albergó varios de los 90 000 pasajeros transportados
y portó alguna de las 4700 toneladas de carga que
fueron desplazadas.
También fue testigo de la primera misión de mantenimiento
de la paz en la que participaría el Ejército del Aire.
Namibia, 1989, bajo el nombre de UNTAG (Grupo de
Asistencia para la Transición de Namibia). La misión tuvo
por objeto controlar y supervisar unas elecciones libres e
imparciales en Namibia durante su proceso de indepen-
Tripulación que sufrió el ataque en Croacia dencia de Sudáfrica.