154 JOSÉ SEMPRÚN BULLÓN
Goyeneche se deja dominar por el derrotismo, –a pesar de que cuenta
todavía con efectivos importantes, unos 4.000 hombres– y establece un
armisticio con el jefe insurgente, enseguida recusado por el virrey. Ello y
las peticiones –poco sinceras– en ese sentido del propio jefe del ejército de
campaña motivan su sustitución7 por el en ese momento inspector general
de artillería de las fuerzas virreinales, el brigadier Pezuela8. No sin que con
esta causa se produzca algún incidente con las tropas originarias del Perú,
mas identificados con un jefe americano.
Pezuela toma el mando en Anacato en agosto de1813, donde llega,
vía Arica, acompañado de algunos refuerzos: trescientos hombres del Regimiento
Real de Lima, artillería, dragones y algunas fuerzas de la guarnición
del Desaguadero9. El ejército se encuentra bastante mermado por las bajas
originadas por las recientes derrotas de los contingentes de vanguardia; aunque
ya figuran en él varias unidades de las nuevas fuerzas de línea que Abascal
organiza para sustituir progresivamente a las que sostienen la campaña
desde sus momentos iniciales en 180910, casi todas de milicias, a excepción
del mencionado Real de Lima.
Los insurgentes, que continúan al mando del general Belgrano, reciben
refuerzos formados por contingentes antes utilizados en la campaña
del Paraguay e incluso contra la plaza de Montevideo, tras la efímera tregua
establecida con sus mandos realistas en octubre de 1811, y en abril de1813
invaden por segunda vez el Alto Perú, avanzando rápidamente en el territorio,
ocupando Potos en junio y aproximándose a Oruro.
Las fuerzas realistas, alejadas de sus fuentes de suministros, con –proporcionalmente–
muy escasa caballería y malas cabalgaduras, y sobre todo
con una moral en visible descenso, se retiran. Se encuentran además en un
país donde nuevamente prende la insurrección o amenaza con hacerlo ante el
primer fracaso serio que experimenten. Ahora, incluso, y por primera vez desde
el inicio de la contienda independentista, en los provincias del Sur del Perú.
7 La sustitución de Goyeneche en Díaz Venteo, op. cit., p. 295.
8 Joaquín de la Pezuela 1761-1830. En 1805 pasa al Perú como subinspector general de
artillería. Tras asumir el puesto de virrey además de ordenar diversas ofensivas sobre el
Tucumán, organiza la expedición para la reconquista de Chile, vencida en la batalla de
Maipu. Tras ello debe atender casi exclusivamente a la defensa de su virreinato, y poco
después del desembarco de la Expedición Libertadora de San Martín, es destituido por
sus oficiales que le acusan de pasividad.
9 Ver. «Memoria militar de Pezuela», en Revista histórica del Perú, vol. XXI, Lima, 1954,
pp. 164 y sigs.; el inventario de las fuerzas en agosto de 1813 en pp. 179-182.
10 Las fuerzas del ejército virreinal son casi todas de milicia, que combaten inicialmente
contra otras formaciones de ese nivel cualitativo. Al prolongarse el conflicto Abascal
inicia la organización de unas fuerzas análogas a las veteranas; los dos regimientos de
línea o del Cuzco, los batallones del Centro, de partidarios, cazadores, Fernando VII,
unidades de caballería de la Unión, de cazadores y partidarios...
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2021, pp. 154-184. ISSN: 0482-5748