EL VIRREY PEZUELA. UN PERSONAJE CLAVE EN EL PROCESO... 171
Sin embargo, los realistas descienden sobre la pampa por la cuesta de
Viluma, que sus adversarios han juzgado impracticable, y el 29 va a tener
lugar el combate, tras una maniobra análoga a la que Pezuela efectuara con
tanto éxito en Ayohuma, avanzando sobre el ala derecha del ejército enemigo.
Aquí también éste se ve obligado a efectuar un precipitado cambio de
posición; ahora las mencionadas elevaciones del terreno quedan perpendiculares
a su línea, lo que dificulta la coordinación de ambas alas; aunque
ofrecen una buena posición para emplazar dos de las piezas de la artillería.24
El despliegue de las fuerzas realistas, que adoptan al llegar al alcance
de los fusiles adversarios, es la siguiente: en el ala derecha, al mando del
brigadier Ramírez, el primer regimiento del Cuzco, el batallón de Castro,
el de Partidarios, y un escuadrón desmontado, con una batería de ocho cañones.
En el centro forman el batallón del general y seis piezas; y en el ala
izquierda el segundo regimiento de línea, el batallón de Fernando VII, y
el de Cazadores. En la reserva el batallón de granaderos y el escuadrón de
honor. De caballería, los escuadrones de San Carlos, Cochabamba y primero
de cazadores se sitúan en el ala derecha, y el segundo de cazadores en la
izquierda.
En el dispositivo inicial, el adversario formaba en el extremo derecho
un batallón del regimiento 9, e inmediatamente a su izquierda uno del primero;
pero el comandante de este, Forest lo hace maniobrar para ocupar el
puesto de honor al dirigirse a la nueva posición, intercambiándola con aquel.
La batalla propiamente dicha, que historiadores como Mitre consideran
resuelta de antemano, será breve. Tras un intercambio artillero, un ataque
de las fuerzas realistas sobre el ala derecha enemiga obliga a replegarse
a los mencionados batallones 1 y 9; este último lo hace inicialmente en forma
ordenada e incluso en algún momento «vuelve caras» para hacer frente
al enemigo, pero es arrastrado por las fuerzas del primero que se desbandan
enseguida. A ello sigue un avance de las fuerzas realistas en toda la línea y
el resto de la infantería bonaerense no tarda en retirarse en desorden.
La batalla está ya prácticamente decidida; sin embargo la caballería
bonaerense va a mostrar nuevamente su calidad combativa: los granaderos
a caballo mandados por Rojas y Necochea, protagonizan una carga que dispersa
a la caballería enemiga, que se ve obligada a replegarse tras las formaciones
de infantería; y también en el ala opuesta los Dragones de la Patria
cargan decididamente, aunque no con el mismo éxito debido a una circunstancia
fortuita como la pérdida del control de su caballo por su jefe Balcarce.
24 Ver, Gaceta del gobierno de Lima, 13 de enero de 1816, donde se publica un relato
«oficial» del encuentro.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2021, pp. 171-184. ISSN: 0482-5748