MÉXICO, ENTRE LA INDEPENDENCIA Y LA NUEVA DEPENDENCIA 63
El primer embajador de España ante la república de México fue don Ángel
Calderón de la Barca, que entró en funciones el 29 de diciembre de 1839.
Sin embargo el compromiso sobre la deuda no duró mucho, en la
práctica, porque en 1837 se produjo una nueva suspensión de pagos por
el gobierno de Ciudad de México, que venía a sumarse a las de 1827. Los
problemas a este respecto se sucederían en un futuro cercano, por cuanto
los gobernantes mexicanos interpretaron que la deuda anterior a 1821 era
de carácter nacional e interna. Los tenedores de aquellos títulos buscaron
la protección de sus respectivos países para obligar a las autoridades de la
república mexicana a reconocer aquella deuda como exterior, y mejorar así
sus expectativas de cobro y aumentar las cantidades a percibir11.
b) El caso de Francia
Francia, además de otros episodios anteriores, en especial el propiciado
por la invasión napoleónica de la Península, buscó, desde las independencias
de las posesiones de la Corona española, desempeñar un papel de primera
potencia en el Nuevo Mundo. No tardó en dar muestras de estas aspiraciones
en el Río de la Plata, tanto en Buenos Aires como en Uruguay y con mayor
intensidad en México, y en toda la zona caribeña. Ya en 1827 «negoció» con
el gobierno mexicano un convenio, llamado de Declaraciones Provisionales,
con el cual se pretendía sentar las bases de las relaciones entre los dos países,
pero no llegaría a ratificarse. Tampoco obtendría mejores resultados el gobierno
de París a la intentona de un nuevo acuerdo, en 1832, con la finalidad
de asegurar la protección de los ciudadanos franceses en México.
Finalmente, en 1838, aprovechando la precaria situación de la república
mexicana, Francia declaró la guerra al país azteca. La justificación, en
este caso, sería la exigencia de reparaciones por los daños causados a ciudadanos
franceses y el incumplimiento de algunos compromisos del gobierno
de México con los súbditos de Luis Felipe, residentes en territorios mexicanos.
La indemnización exigida se cifraba en 800.000 pesos. Una de aquellas
reclamaciones se refería al impago de oficiales del ejército de Santa Ana a
un particular. Esta anécdota dio nombre a la contienda franco-mexicana de
16 de abril de 1838 a 9 de enero de 1839, la llamada «guerra de los pasteles
». El conflicto terminó por la intervención del ministro inglés Richard
Pakanham. México debió pagar 600.000 pesos. Estaba claro que cualquier
iniciativa de una potencia en suelo mexicano suscitaba la reacción de las
otras naciones bien fuera Francia, Inglaterra, España o los Estados Unidos.
11 Ver García Pérez, Antonio: Estudio político militar de la campaña de México 1861-1867.
Avrial impresores, Madrid, 1900.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2021, pp. 63-82. ISSN: 0482-5748