«El Centro Militar de Farmacia está
funcionando como almacén de tránsito de
material sanitario para Ucrania»
—¿Se ha visto muy afectada la actividad
asistencial en estos dos años?
—Al igual que en el ámbito civil, la
pandemia ha afectado de forma considerable
a la actividad asistencial en
nuestra red hospitalaria, de manera
dramática en las primeras olas y afortunadamente
cada vez menos en las siguientes.
De hecho, ya son muy pocos
los pacientes que actualmente permanecen
ingresados por COVID-19 en
los hospitales militares.
—¿Qué lecciones nos deja el COVID
19?
—Para una sociedad desarrollada
y estable como la nuestra, la principal
lección es la sensación de vulnerabilidad.
Y en cuanto a la Sanidad Militar,
la pandemia nos ha permitido poner a
prueba todas nuestras capacidades en
diferentes frentes y de forma simultánea,
dándonos la oportunidad de comprobar
con satisfacción el excelente
desempeño del que somos capaces, en
servicio a la sociedad española.
—¿La Farmacia Militar ha salido
potenciada de la pandemia?
—Se ha evidenciado su importancia
en un amplio abanico de capacidades,
en el que destaca la gestión integral de
los recursos sanitarios, desde su selección,
adquisición y fabricación hasta
su almacenamiento, custodia, distribución
y la logística inversa. Además, la
Farmacia Militar juega un papel fundamental
en las capacidades analíticas
del Ministerio de Defensa, tanto en el
ámbito de los análisis clínicos como en
el de los toxicológicos y medioambientales,
mediante el análisis de medicamentos,
drogas, aguas, aire y agentes
NBQ.
—La IGESANDEF también puso
a trabajar al Centro Militar de Veterinaria,
al Instituto de Medicina Preventiva
y el Centro de Transfusiones
ENTREVISTA
de las FAS. ¿Cuál fue su aportación
en la emergencia sanitaria?
—El Centro Militar de Veterinaria
activó equipos de desinfección y
se acreditó en las técnicas diagnósticas
del virus SARS-CoV-2 mediante
RT-PCR, integrándose, junto al Instituto
de Toxicología de la Defensa y
al Hospital Central de la Defensa Gómez
Ulla, en el conjunto de laboratorios
de apoyo del Ministerio frente al
COVID-19. Además, emitió recomendaciones
técnico-sanitarias para garantizar
la seguridad alimentaria en las comidas
del personal militar desplegado
en la operación Balmis.
El Instituto de Medicina Preventiva
proporcionó asesoramiento técnico en
materia de prevención y salud pública
a la Inspección General de Sanidad, al
EMAD, a la DIGEREM y a los Estados
Mayores de los Ejércitos y la
Armada.
También coordinó la gestión de los
casos, contactos estrechos y brotes por
el COVID-19 en territorio nacional y
en los contingentes y destacamentos
españoles desplegados en zonas de
operaciones.
Por su parte, el Centro de Transfusiones
de las Fuerzas Armadas colaboró
desde marzo de 2020 en el ensayo clínico
multicéntrico ConPlas-19, para la
producción de plasma hiperinmune con
anticuerpos frente al SARS-CoV-2, extraído
a pacientes que habían superado
el COVID-19.
—¿Cómo se están atendiendo los
efectos en la salud mental ocasionados
por esta situación?
—Durante la pandemia, la Sanidad
Militar puso en marcha diversas iniciativas
en los ámbitos de la psiquiatría y
la psicología, como la nueva aplicación
Anti-stress COVID-19 para el personal
de los hospitales militares. Asimismo,
se ha colaborado con la sanidad
civil, ofreciendo camas de hospitalización
para pacientes psiquiátricos con
COVID-19, y prestando apoyo específico
a familiares de pacientes de esta
enfermedad en situación terminal, por
nuestros especialistas tanto de psiquiatría
como de psicología.
—¿Qué papel tiene el Centro Militar
de Farmacia en el envío de ayuda
a Ucrania?
—El CEMILFAR está funcionando
como un hub logístico, o almacén de
tránsito de material sanitario, dentro
del sistema de gestión de ayuda humanitaria
en el que colaboran los Ministerios
de Sanidad, Exteriores y Defensa.
El objetivo es hacer llegar a los afectados
por el conflicto en Ucrania, con
las máximas garantías de calidad, todo
el material sanitario donado por las comunidades
autónomas. Su actuación
16 Revista Española de Defensa Mayo 2022