LAS INCURSIONES GALAICO LEONESAS A COMIENZOS DEL SIGLO X... 97
Zamora a un grande pero inexperto ejército, dirigido por un curioso personaje
autodenominado Mahdí, Ibn al-Quitt, de creencias shiíes, que murió
en la empresa. En la época de esta visionaria expedición y tras la muerte
de Muhammad I, en 886, el emirato estaba perdiendo fuerza, y este tipo de
aventuras no auguraban nada bueno para su porvenir, pero el reino cristiano
también tenía sus problemas. Un oscuro episodio puso a los hijos de Alfonso
III en contra de éste. El viejo rey se retiró del gobierno y el reino se dividió
entre sus tres hijos, que ejercieron como reyes, si bien respetaron los deseos
de su padre, dando prioridad a León, que correspondió al primogénito García,
sobre Galicia, que correspondió a Ordoño, y Asturias, que fue regida por
Fruela. Alfonso murió, ya sin ostentar el título real, tras una incursión por
tierras sevillanas, para realizar la cual solicitó autorización a su hijo García,
rey titular de León.
Revista de Historia Militar, 131 (2022), pp. 97-142. ISSN: 0482-5748
El estado cordobés
El emirato cordobés había sido fundado por el príncipe omeya Abd
ar-Rahman ibn Muawiya ibn Abd al Malik (Abderramán I), escapado de
las luchas entre omeyas y abbasíes en 755, que en 756 se proclamó emir, es
decir gobernante independiente, aunque espiritualmente sometido al califa
de Bagdad, tras derrotar al gobernador califal. Demográfica, económica y
territorialmente era una estructura imponente para su tiempo, que, exceptuando
al futuro imperio carolingio y al imperio oriental aún denominado
romano, no tenía parangón en Europa. No obstante, como cualquier estructura
política de la época, presentaba una acusada tendencia a la disgregación
interna, bien por conflictos ideológicos o económicos o por falta de una
autoridad fuerte que sujetara las tendencias centrífugas de la nobleza local.
Las comunicaciones y capacidad de influencia de un dirigente restringían
la posibilidad de éste de controlar tanto a las facciones como a los notables
locales. Si dicho dirigente no era fuerte o hábil, su autoridad podía verse
rápidamente restringida. Esto, que como ya se ha dicho, podía ser aplicado
a casi todas las entidades estatales, musulmanas, cristianas o lo que fueran
en la época, se veía agravado en caso del emirato por los distintos orígenes
de los conquistadores, árabes, sirios, bereberes, y las tensiones de estos en
su conjunto con la población autóctona, bien fueran muladíes o mozárabes
cristianos, mucho más numerosos que los invasores. El número de población
adepto a las creencias cristianas iba disminuyendo paulatinamente, debido
a las facilidades económicas y sociales que daban las conversiones y
a la emigración, voluntaria o forzosa, a las tierras del Norte, aunque, desde