PRESENTACIONES Y DESPEDIDAS
S U B O F I C I A L M AY O R J E S Ú S
Capitán Íñigo Guridi Bermúdez
PLMM/Grupo de Caballeria
R U B I O V I L L A R T E
Siempre se hace difícil despedir a alguien y más cuando
nos encontramos con quien ha dedicado 41 años de su
vida al servicio de España en las Fuerzas Armadas. El 8
de abril, el Grupo de Caballería Reyes Católicos II de La
Legión despidió a su suboficial mayor, Jesús Rubio Villarte,
aragonés de un pueblo de la provincia de Zaragoza, Cervera
de la Cañada, casado con María José y padre de Javier.
Un día antes de su despedida, nos dedicó unos minutos
para hablar de su vida militar, resumida brevemente a través
de varios hitos: ingresó en las Fuerzas Armadas en mayo
del 81 como alumno aprendiz (soldado de mantenimiento),
en la actual Academia Logística, en Calatayud (Zaragoza).
Sin embargo, realizó la fase de campamento en la AGBS
(Talarn, Lérida).
Durante aquel periodo de instrucción les dieron la oportunidad
de presentarse a las pruebas para el acceso a la Escala
Básica de Suboficiales. Con suerte, así lo aclara el suboficial
mayor, aprobó la oposición e ingresó ese mismo mes de
septiembre. Finalizados sus estudios en 1984, y obtenido su
empleo de sargento, fue destinado al Grupo Logístico XXXI,
en Valencia, donde estuvo 4 años hasta que solicita ser
destinado al Tercio Alejandro Farnesio, 4º de La Legión. Una
vez llegó a Ronda a finales de abril de 1988, pasó a prestar
sus servicios en el Grupo de Caballería Reyes Católicos
II de La Legión, cuando la Unidad estaba integrada en el
Tercio 4º, a escasos dos meses de su desactivación.
Una vez desaparecido el Grupo de Caballería el 30 de junio,
pasó a prestar sus servicios en el Tercio 4º hasta el empleo
de brigada.
Ascendido a subteniente en 2008, «vuelve» a ser destinado
al Grupo de Caballería que le acogió hacía ya veinte años;
aunque con las diferencias propias del tiempo pasado,
como la dependencia del Grupo, ahora directamente de
la BRILEG. Además, comenta la diferencia principal del
material de una y otra época, ya que el Grupo de Caballería
de finales de los años 80 contaba con los VEC de motor
Pegaso y con armamento de 20mm y 90mm; hoy en día, hay
un mayor abanico de plataformas y equipos, como los VEC
M1, VRCC Centauro o los VERT.
El suboficial mayor Rubio destaca cómo el personal estaba
compuesto por legionarios de la Escala Legionaria, a
excepción de oficiales y especialistas, quienes provenían de
las diferentes academias.
Llegado el momento de colgar el uniforme, tiene en mente
las palabras que nuestro general le dedica en su despedida
«hay vida después de esto». Aunque no se plantea nada
en serio todavía, reconoce que «es importante estar con
la cabeza ocupada». Y tiene claro que seguirá haciendo
deporte, poniéndose como posible meta, hacer el Camino
de Santiago, además de aprovechar para poder leer novelas
históricas, tema que le apasiona.
Se queda con la parte positiva del Ejército, que le ha
dado todo en esta vida: desde educación, hasta el haber
conocido a María José, su esposa. No es capaz de dar
nombres porque puede quedar alguno en el tintero y no lo
ve justo. Finalizando la conversación, recuerda con cariño
su primera misión en Albania (1998), la que hizo con más
ilusión. Además, ha servido con La Legión en Kosovo (2002)
y Líbano (2008).
Entre las recompensas que ostenta, se encuentran la
Placa, Encomienda y Cruz de la Real y Militar orden de san
Hermenegildo, así como la medalla del Mérito Militar.
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