Strategemata
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INTRODUCCIÓN
A través de los clásicos de la literatura
o incluso del cine, conocemos
sobre la historia de la ciudad amurallada
de Troya, donde los griegos hicieron
entrega como obsequio de un
enorme caballo de madera y que fue
interpretado por los troyanos como
un signo de victoria. El haber ocultado,
dentro del regalo, a algunos
de los mejores guerreros griegos,
fue la base de una estratagema que
permitió la victoria griega y posterior
derrota de Troya.
Este astuto plan, mencionado por
primera vez en la Odisea de Homero,
es un ejemplo de cómo los ejércitos
han recurrido a técnicas novedosas
o avances con imaginación, creatividad
e innovación, buscando conseguir
una ventaja significativa y llegar
a la victoria.
El concepto de estratagema, entendido
como una acción hábil y astuta
que emplea el engaño o la sorpresa,
depende del momento o las oportunidades
que se presenten, o incluso
del tipo de «enemigo» al que se le
quiere aplicar. Pero estas acciones
tienen unas características comunes
que se pueden asociar a conceptos
que el nuevo liderazgo promueve,
como pueden ser la creatividad, la
imaginación o la innovación. Incluso
algunos de estos aspectos han
mantenido un vínculo tradicional
con el arte de la magia o el ilusionismo,
ya que combinan el ejercicio de
la mente y las percepciones.
Ahora que están de moda términos
asociados a las nuevas operaciones
moldeadas por los ámbitos ciberespacial
y cognitivo, que están creciendo
de forma exponencial debido
a los avances tecnológicos1, busquemos
puntos comunes para pensar
en algo clásico, como la magia,
con nuevas tendencias que afectan
al empleo de las Fuerzas Armadas.
DOS MUNDOS CONVERGENTES
El ilusionismo como tal, se remonta
a la más lejana antigüedad, incluso la
palabra «magia» tiene su origen a mediados
del III milenio A. C. refiriéndose
a ilusión, irrealidad, engaño, truco, …
En los tiempos de Roma (siglo i),
Sexto Julio Frontino escribió una recopilación
de tácticas militares bajo
el título general de «Strategemata».
Se hablaba de confundir, engañar,
fingir, ser astuto,… y centrándose en
la táctica, proporcionaba una recopilación
de 500 episodios de la guerra
en Roma y Grecia, con un enfoque
práctico y siempre mostrando como
aprovechar la situación y la creatividad
de los líderes para obtener una
ventaja decisiva.
En su concepción más moderna, el
«ilusionismo», es considerado como
un arte escénico o un espectáculo
de habilidad e ingenio y básicamente
consiste en producir efectos
inexplicables que hacen parecer realidad
lo imposible, esa es su clave,
jugar con las percepciones. Tanto
las estratagemas como el ilusionismo
convergían en el juego de las percepciones
y ya se tenían asociados
de alguna manera a la creatividad e
imaginación en la realización de sus
efectos.
En el siglo xviii determinadas ilusiones
buscaban incorporar la electricidad
y otros adelantos científicos
para ampliar el repertorio de
ilusiones y así en el siglo xix ya se
consideraba a los magos como los
que estaban a la vanguardia en empleo
de la tecnología e inventos.
La ciencia ha permitido el auge de la
neurociencia, que ha habilitado nuevas
opciones en el mundo de la influencia,
ya no se toca sólo el sentido
de la vista, también se incluye
al cerebro como parte del juego, los
sesgos, las limitaciones, los atajos
en los pensamientos,… todo vale
si se busca engañar o influir en las
ideas de una audiencia. El siglo xxi
ha abierto una ventana de oportunidad
de la mano de los avances de la
ciencia2 y el entorno actual, caracterizado
por el ritmo acelerado que se
producen los cambios, hace que el
juego de percepciones evolucione
y permita que surjan campos sorprendentes
como la tecno-magia o
neuro-magia que siguen avanzando
en la búsqueda de la influencia y sorpresa,
ejemplos hay muchos, la imaginación,
la creatividad e innovación
aumentan su valor en todas las organizaciones.
CUANDO LA MAGIA FORMA
PARTE DE LA TÁCTICA
Jean Robert-Houdin, considerado
el padre de la magia moderna, forma
parte de esos ejemplos que han
sabido combinar conocimientos
del mundo del «ilusionismo» con la
táctica militar. En 1856, Robert, desarrolló
el papel de asesor durante
el Imperio Francés de Napoleón III,
una época donde los árabes de Argelia
fueron provocados para rebelarse
contra los colonos franceses
basándose en poderes y supuestos
milagros llevados a cabo por
sus líderes religiosos. Robert-Houdin,
llegó a Argelia esperando que
pudiese llevar a cabo ilusiones
que contrarrestaran esas creencias
y mostrar que los franceses
tenían también capacidades sorprendentes.
En una de esas luchas
de las percepciones, permitió a un
árabe que le disparase con una bala
marcada la cual fue hallada entre
sus dientes, un clásico de la magia.
Con esta ilusión, además de crear
la imagen que podrían ser inmunes
a las balas, hizo pensar que los
franceses podrían ser capaces de
todo; la lucha en las mentes, en
el ámbito cognitivo, estaba dando
sus resultados, las ilusiones de
Robert-Houdin, lograron romper
el poder de los mulá y generar temor
entre los árabes. Los magos,
ya mostraban ser unos artistas que
podían manipular la atención y la
cognición provocando unos efectos
deseados en las campañas.