El incendio forestal en Venta del
Moro (Valencia) arrasó 1.300
hectáreas en el límite entre
Valencia y Cuenca.
117 militares y 42 medios, con los que
llevó a cabo acciones de ataque directo,
empleo de fuego técnico, extinción de focos
secundarios y delimitación del perímetro.
Ambos fuegos se convirtieron en dos
de los peores episodios de estas características
en la historia de España.
En el municipio de Ladrillar (Cáceres),
en las Hurdes, comenzó el 10 de julio un
incendio que pronto se extendió hacia
Monsagro (Salamanca). El BIEM I trabajó
los primeros días en la zona extremeña,
con 136 efectivos y 48 medios, además
de contar con una aeronave del 43 Grupo
y con helicópteros HU-26 y HU-27 del
BHELEME II. En la provincia salmantina, el
BIEM V desplegó 230 efectivos y 91 medios
e intervinieron, igualmente, aviones
del 43 Grupo y helicópteros del BHELEME
II. Otro fuego comenzó el 14 en Casas de
Miravete (Cáceres), y a él se desplazaron
116 militares con 32 medios del BIEM II.
Las llamas llegaron a penetrar en el Parque
Nacional de Monfragüe.
La magnitud de ambos incendios llevó
a constituir un Mando Único de Extinción
(MUE) para coordinar mejor los servicios
de emergencias de Extremadura y Castilla
y León, una herramienta recogida en
el Plan Estatal de Protección Civil para
Emergencias por Incendios Forestales.
Además, en Candelario (Salamanca), también
a mediados de julio, 68 militares del
BIEM V con 34 medios realizaron labores
La campaña de
este verano está
siendo la más
difícil para la UME
y el 43 Grupo de
Fuerzas Aéreas
de vigilancia y liquidación, entre otras acciones.
El 43 Grupo apoyó la extinción con
un Canadair.
En Los Realejos (Tenerife), durante la
última semana de julio, la Unidad de Intervención
en Emergencias de Canarias
y el BIEM II se coordinaron en tareas de
vigilancia y liquidación sobre la línea de
defensa, y se emplearon las cámaras térmicas
de los drones para reconocer la
zona afectada por el fuego. El 45 Grupo
del Ejército del Aire y del Espacio colaboró
en el traslado de 138 militares y 49 medios
del BIEM II desde la base aérea de Morón
(Sevilla) hasta la isla.
DEFENSA DE POBLACIONES
Y MONASTERIOS
Uno de los aspectos que más preocupó
en el incendio forestal de Quintanilla del
Coco (Burgos), declarado el 25 de julio,
fue la protección del Monasterio de Silos,
cuyos monjes fueron desalojados. Algo similar
sucedió en junio con el incendio de
Liédana (Navarra), donde el BIEM IV tuvo
que crear un cortafuegos para proteger el
Monasterio de Leyre, en Yesa.
En el puente de la Asunción de agosto,
la Comunidad Valenciana fue la más
perjudicada, y en ella la Unidad Militar de
Emergencias trabajó en los incendios de
Vall de Ebo (Alicante) y Bejís y Useres (ambos
en Castellón). En el primero, el BIEM
III defendió la localidad de Margarida y la
línea de coordinación marcada en base
a una carretera local, y el Ejército de Tierra
incorporó un helicóptero Cougar para
descargas de agua y un EC-135 para vuelos
de reconocimiento.
En la lucha contra el siniestro de Useres
intervinieron 119 efectivos y 39 medios
del tercer batallón; y en el de Bejis
participaron 148 militares y 49 medios del
BIEM II y del BIEM III, que colaboraron,
entre otras acciones, en el traslado de los
alojados de una residencia de personas
con movilidad reducida hasta el centro de
evacuados situado en el Centro Cultural
de Segorbe.
En el incendio de Añón de Moncayo
(Zaragoza) estuvo presente el BIEM IV
con 87 militares y 26 medios. Además,
el Ejército de Tierra apoyó el montaje de
150 camas en Tarazona para atender a los
vecinos evacuados, debido a que la emergencia
obligó a desalojar varios municipios
y el Monasterio de Veruela por la proximidad
de las llamas.
8 Revista Española de Defensa Septiembre 2022