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Revista de Historia Militar 118

126 ESTEBAN MIRA CABALLOS de soldados, pertrechos o víveres a las plazas norteafricanas o italianas51. Independientemente de estas escuadras, los propios concejos de los ayuntamientos cos en los siglos XVI y XVII. Madrid, C.S.I.C., 1944, p. 109. . costeros armaban uno o dos navíos para la exclusiva protección de sus costas. Además de los barcos de titularidad Real, la Corona firmaba asientos con pequeños propietarios que aportaban uno o más navíos con los que reforzar ésta u otra escuadra, o incluso para custodiar en solitario algún área concreta del litoral peninsular o de las rutas de navegación indiana52 . Y finalmente, utilizando la misma táctica que sus contrarios permitía la existencia de corsarios españoles, a veces auspiciadas por municipios como Vinaroz o Villajoyosa que aprovechaban la ocasión para capturar mercantes turcos o berberiscos53. La defensa del Mediterráneo se completaba con otras escuadras radicadas en las costas de la península Itálica. Todas ellas tenían la particularidad de que fueron constituidas a través de asientos firmados por el Emperador y posteriormente por su hijo Felipe II. Concretamente operaban tres armadas, a saber: la de Génova, la de Nápoles y la de Sicilia. Huelga decir que dichas escuadras se prestaban una colaboración mutua en caso de necesidad, agrupándose además cada vez que se planeaba una ofensiva a gran escala. Así por ejemplo, en 1534 se decidió fusionar las escuadras de Nápoles, Sicilia, Génova y Malta, al mando del Príncipe Andrea Doria para vigilar las costas italianas que se encontraban en esos momentos seriamente amenazadas por los corsarios54. Nuevamente, en 1595, ante los rumores de la existencia de una gran armada turca, se decidió unir las fuerzas de las escuadras de Génova, Nápoles y Sicilia, quedando todas ellas bajo el mando supremo de otro miembro de la saga de los Doria55. Además de estas tres escuadras, asentadas directamente con el monarca español, se podía disponer en casos excepcionales de las galeras de otros territorios aliados como Saboya, los Estados Pontificios o Malta. Famosas eran las cinco galeras de Malta que luchaban bajo el estandarte de San Juan y que por el arrojo de su tripulación 51 PARDO MOLERO: Ob. Cit. , T. I, p. 631. 52 Por citar un caso concreto, a primero de enero de 1568 la Corona suscribió un asiento con Jorge Grimaldo para que mantuviese dos galeras armadas por un período máximo de tres años, integrada en la Armada Real de Galeras. Un asiento similar se firmó con Juan Antonio de Marín y Cosme Centurión el 27 de mayo de 1594. FERNÁNDEZ DURO, Cesáreo: Armada española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, T. II. Madrid, Museo Naval, 1972, pp. 453-460. 53 PARDO MOLERO: Ob. Cit. , p. 631. 54 SALVÁ, Jaime: La Orden de Malta y las acciones navales españolas con turcos y berberiscos 55 VARGAS-HIDALGO, Rafael: Guerra y diplomacia en el Mediterráneo. Correspondencia inédita de Felipe II con Andrea Doria y Juan Andrea Doria. Madrid, Polifemo, 2002, pp. 1392-1393. Revista de Historia Militar, 118 (2015), pp. 126-146. ISSN: 0482-5748


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