Page 210

Revista de Historia Militar 118

LA CRISIS DEL 98 EN CANARIAS. LOS GENERALES MONTERO… 209 una eventual intervención norteamericana en las costas españolas, aunque la posibilidad real de tal intervención fuese improbable o escasa. Inminente el arribo de la escuadra de Watson a nuestras costas, se levantaron en todo el perímetro de esas aguas entre Tarifa y Algeciras algunas obras ligeras de defensa, se emplearon algunas piezas y se reconcentraron tropas, aunque no en gran número para el caso de que a los norteamericanos se les antojase atacar Algeciras u otra de aquellas poblaciones, tomando como base de operaciones las «aguas jurisdiccionales» de Gibraltar. Esta precaución hace tiempo que se ha terminado sin protesta alguna por parte de Inglaterra …. Una nueva misiva reflejaba la reiteración de la protesta británica, en la que expresaba la «conveniencia de renunciar a ellas» (las obras) porque constituía «una amenaza para los intereses británicos y la seguridad del Imperio …»63. La controversia adquiría tonos más secos en septiembre, y avanzado noviembre, el día 18, el gobierno británico proponía un acuerdo entre las dos naciones, que era, de hecho, un tratado de garantía destinado a preservar la seguridad de Gibraltar y, en compensación, a bloquear cualquier redistribución que pudiera afectar, en el futuro, a los territorios que quedasen a la monarquía a la finalización de las conversaciones de París. Decían así algunos de los artículos de la garantía: II.- «El gobierno español se compromete (ría), en caso de guerra, a no alinearse con los enemigos de su majestad británica, y a proporcionar a ese gobierno y a sus súbditos toda la ayuda que pueda y esté en su poder». III.- «Puesto que por el tratado de Utrecht … cedió la dicha propiedad … de acuerdo con esta disposición el gobierno de España se compromete (ría) a defender a Gibraltar contra todo ataque de tierra. Se compromete (ría) a no construir, ni permitir que se construyeran fortificaciones o baterías, sean de carácter permanente o temporal, o montar cañones que no sean móviles, dentro del alcance de un tiro de cañón, que en el presente caso (debía) considerarse como un radio de siete millas geográfica desde el castillo moro de Gibraltar»64. 63 Ibídem, carta de fecha 28 de agosto. En otra epístola de 3 de septiembre, le comunica al conde Rascón que el representante británico en Madrid había solicitado una visita de inspección a las obras para «estimar su importancia y adquirir conocimiento de nuestros propósitos». 64 El castillo del moro se halla situado en uno de los espolones del extremo norte del Peñón. Revista de Historia Militar, 118 (2015), pp. 209-220. ISSN: 0482-5748


Revista de Historia Militar 118
To see the actual publication please follow the link above