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Revista de Historia Militar 118

LA MURALLA DE LOS AUSTRIAS EN CARTAGENA (SIGLO XVI) 59 En efecto después de escuchar el parecer del Concejo de la ciudad, se acordó el alcance de las obras que consistiría en un remozamiento de las fortificaciones, que ya se había iniciado, reforzando los lienzos arruinados de la antigua muralla y construir otros nuevos donde no los haya, dejando dentro del recinto solamente el Castillo de la ciudad y las alturas del Molinete, componiendo las puertas de San Ginés, de Murcia, del Arenal, de San Leandro y del Muelle, permitiendo el cómodo acceso a la población. De esta forma su diseño, siguiendo la traza indicada por el capitán Jácome Palearo Fratín, arrancará desde los muros del Castillo bajando en dirección a la puerta de San Ginés para rodear el Molinete, y descendiendo desde estas alturas en dirección Oeste, para unirse al baluarte de la puerta de Murcia, continuará para rodear las Casas del Rey y de aquí al Arenal y puerta de San Leandro para enlazar con la puerta del Muelle, dejando dentro las Casas del Concejo, y finalizando en la puerta de la Villa donde enlazaba de nuevo con el Castillo. Quedaban también fuera de este trazado el arrabal de San Roque, que comenzaba en la puerta de Murcia; y la Hoya de Heredia, que desde la puerta de San Ginés se extendía hacia el convento de San Diego. Los vecinos de la ciudad, por orden del Consejo municipal, contribuyen a los trabajos de fortificación con dos días e incluso han de llevar un capazo con multa de un real si esto último no lo hicieren y de trescientos maravedíes cada día que no asistan a las obras, así que en octubre de este año ya «se ha empezado a fortifi car»33. De las obras acometidas tenemos pocas noticias concretas aunque sí hay constancia documental de que los gastos de la hacienda real fueron excesivos ya que «el dicho Vespasiano de Gonzaga como tan gran soldado entendiendo cuanto daño venía a la fortifi cación de los arrabales que esta dicha ciudad tenía y como por causa de ellos se podría fácilmente perder hizo echar por tierra los dichos arrabales arrasando y allanando las casas de ellos, ordenando Su majestad por real cédula que en los sitios de los dichos arrabales ninguno fabricase ni hiciese casa ni otro ningún edifi cio y mando se pagasen a los vecinos de esta ciudad la casa que se le derribara como en efecto se les pagaron por tasación de ellas»34. De esta época y del estado de la muralla en el conjunto defensivo de la ciudad es muy interesante todo lo ocurrido y tratado en las sesiones municipales del mes de noviembre, pues el cabildo del día 4 está presidido por «el señor licenciado Varela Corregidor por Su Majestad en esta ciudad y en las de Murcia y Lorca entendiendo ser cosa conveniente y necesaria al servicio de Dios Nuestro Señor y al de Su Majestad y bien y pro de esta ciudad y su 33 AMC: CH 2129-58. 34 AMC: CH 2385-11. Revista de Historia Militar, 118 (2015), pp. 59-76. ISSN: 0482-5748


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