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Boina Negra 284

HIISTORIIA PARACAIIDIISTA 61 vaya a volver a volar es relativamente sencillo, pero muy tedioso, pues cada tornillo tiene su fijador, que asegura que no se aflojará, o están soldados y remachados. En esta operación, nos dimos cuenta de la seguridad de todo el conjunto de mecanismos de las aeronaves, a pesar de que, cuando despegan, parezca que se van a desmontar, y es que, personalmente, creo que subir en un chisme que vuela es un poco de locos, pero, anda, que embarcar en él y después lanzarse al vacío cuando está en vuelo tampoco tiene desperdicio. Una vez en la Base “Príncipe”, llegó la hora de pintarlo y volver a ensamblarlo. Lo hicimos en orden inverso y, a falta de las alas, el equipo de chapistas del Sgto. Leiva, asistido por los mecánicos, se afanó en lijar, pintar y poner pegatinas, hasta dejar como nuevo el aparato. El trabajo realizado fue excepcional, pues son muchas las horas invertidas y, todo ello, sin descuidar los cometidos que nuestra Brigada demanda (que no son pocos) ni las actividades logísticas y de instrucción del Grupo Logístico Paracaidista. Una vez pintadas todas las piezas, se trasladó aun sin las alas hasta la plataforma que hicieron nuestros zapadores y que sirve de soporte a la aeronave. Allí se sujetó al suelo y terminamos el montaje y los últimos retoques. El sábado 20 de junio, como estaba previsto, el Gral. Cifuentes (GEBRIPAC), junto con el presidente de FENASVPE, Gral. Buesa, inauguraron la maqueta del avión. Todo un éxito pues, probablemente, no hubo un veterano que se fuera del encuentro sin su foto con el Aviocar. Desmontando los motores Descarga del fuselaje en la Base “Príncipe” El T-12 durante las labores de restauración Traslado a su posición definitiva El T-12 ubicado en su lugar de exposición


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