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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL MAYO 2016

por utilizar procedimientos asimétricos. Y tampoco ha estado muy desacertado. La escasez y el coste del personal, junto con los avances tecnológicos, llevan a los ejércitos hacia modelos de combate más descentralizados y más próximos, por tanto, al modelo habitual de las insurgencias. Por otro lado, cualquier insurgencia intenta siempre reciclarse en fuerza convencional en cuanto tiene recursos y ocasión. Todo líder insurgente sueña con ponerse un día al frente de una columna de carros de combate. La convergencia en los procedimientos está, pues, servida y probablemente el futuro nos traiga un tipo de combate terrestre en el que será difícil diferenciar lo convencional de lo no convencional, y la fractura doctrinal que se ha mantenido por siglos llegará a su fin. Pero será un tipo de combate muy cambiante en el que la cualidad más valiosa de las unidades terrestres será la versatilidad y la capacidad de adaptación. Conclusión. La adaptación como clave Las operaciones terrestres continuarán siendo una parte esencial y decisiva en cualquier conflicto futuro, pero para llevarlas a cabo de manera eficaz habrá que encontrar un modelo 42  REVISTA EJÉRCITO • N. 902 MAYO • 2016 que aproveche las ventajas de las nuevas tecnologías y suponga una respuesta válida a los muchos quebraderos de cabeza que supone, hoy en día, emprender una campaña terrestre. El empleo cada vez mayor de fuerzas locales parece inevitable al menos en el corto plazo, pero habrá que mostrar especial cuidado en a quién se apoya y cómo, y recordar que en la mayor parte de las ocasiones las fuerzas locales se sostienen por la presencia y la participación en combate de fuerzas expedicionarias extranjeras, aunque se trate de contingentes reducidos. Los avances tecnológicos pueden permitir reemplazar en parte un personal que es cada vez más escaso y costoso, pero eso solo sucederá si se cambian modelos y no se intenta simplemente encajar tecnologías nuevas en patrones viejos. La convergencia de modelos convencionales y no convencionales parece inevitable y dará forma a un campo de batalla muy cambiante, probablemente muy sucio, y sometido a una constante vigilancia y explotación mediática, un escenario muy difícil que obligará a cambios importantes que tocarán, en ocasiones, principios esenciales de las organizaciones militares. El futuro de la guerra terrestre no parece fácil, pero así ha sido siempre.■ La adaptación de los conflictos a la nueva tecnología puede ser la clave de las operaciones del futuro


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