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ARMAS Y CUERPOS 132

El matadero musulmán Otro de los rincones desconocidos de la Academia es el matadero musulmán. Se trata de una construcción de ladrillo, de una sola planta y tejado a dos aguas, que se encuentra en la ladera este de la loma de los depósitos. Según consta en la documentación consultada en la Comandancia de Obras “La especial modalidad que componen las fuerzas de la Mehal-la Jalifi ana de Tetuán nº 1 que se aloja en el cuartel de Agustina de Aragón (AGM), hace que el personal de la misma no pueda consumir carne que no esté sacrifi cada por un matarife de su raza y con arreglo al rito musulmán; y por ello, y dada la distancia de la población al acuartelamiento, se ven obligados a sacrifi car en las inmediaciones del cuartel sin las debidas condiciones de higiene…/…Elegido el punto de emplazamiento del matadero en el campo, por su situación con relación al cuartel y facilidades para el agua y desagüe. Por lo que el 5º Cuerpo de Ejército ordenó al jefe de la Comandancia de Obras y Fortifi cación, el 16 de junio de 1937, la construcción de un edifi cio de 6 x 10 metros, con una base de hormigón hidráulico y con unas viguetas de hierro donde las reses pudieran ser sacrifi cadas, disponiendo de agua, desagüe y boca de riego para los baldeos. Conviene explicar que el término halal, halāl o halaal (en árabe لالح ), hace referencia a un conjunto de prácticas permitidas por la religión musulmana, y aunque el término en sí engloba a todo tipo de prácticas, es comúnmente asociado a los alimentos aceptables según la sharia, o ley islámica, que prohíbe comer la carne del animal que haya muerto de muerte natural, la sangre, la carne de cerdo y la del animal que se sacrifi que en nombre de otro que Allah. Para determinar qué alimentos se consideran halal se suele recurrir directamente a los versos del Corán. Todo lo cual justifi caba la construcción de un matadero específi co para los soldados musulmanes alojados en la Academia. Este edifi cio cayó en desuso en la posguerra, cuando en 1940 las instalaciones recuperaron su original función como centro de enseñanza. En este momento está aislado en medio de una maraña de vegetación que difi culta el acceso, presentando un aspecto un tanto inquietante al tener puertas y ventanas cerradas, y carecer de cubierta. En defi nitiva, se trata de un testigo mudo de otros tiempos especialmente convulsos en los que los edifi cios de la Academia fueron usados como cuartel, hospital de sangre y campo de prisioneros, en donde convivieron infi nidad de personas de diferentes países y religiones. Luis Alfonso Arcarazo García Coronel Médico Zaragoza, a 18 de junio de 2016 Armas y Cuerpos Nº 132 107


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