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ARMAS Y CUERPOS 132

La generalización más o menos libre de los cadetes debió de ocurrir a lo largo de esos años pues, tiempo después, hubo de aclararse a quiénes correspondía y a quiénes no ese título. La Real Resolución de fecha 12 de marzo de 1722 según la comunicaba el Inspector General de Caballería resolvía: “Que sólo se tengan de entre los que ya haya y nombren por cadetes en lo sucesivo los caballeros notorios, los cruzados, hijos o hermanos de estos, títulos, sus hijos o hermanos y los hidalgos que presentaren justifi caciones…”. También se admitían a “los hijos de capitanes y ofi ciales de mayor grado” que no cumplieran las exigencias anteriores. Continuaba la resolución en sentido negativo: “y que los demás que hubieren usado de este nombre pero no cumplan los anteriores requisitos se les borre el Don en sus asientos la lista de revista de su compañía y se les haga hacer todo el servicio como soldados…”. A estos que se les excluía de ser cadetes se les recomendaba para los ascensos a cabo y a sargento. Los cordones Tenemos una interesante fuente gráfi ca en el gran cuadro –mide 1’61 por 3’90 m- sobre la batalla de Almansa ocurrida el día 25 de abril de 1707 que pintó Buenaventura Ligli un par de años después. Pertenece al Museo del Prado y lo tiene cedido en calidad de depósito a las Cortes Valencianas. 34 Armas y Cuerpos Nº 132 En él vemos, en el grupo de jinetes de la derecha, a un cadete de Caballería con uniforme rojo. El color blanco de su escarapela –el lazo del lado izquierdo del sombrero, usado como distintivo de nacionalidad–- revela que se trata de un francés; el lazo rojo habría señalado ser español. Como en aquellos años de la guerra la ayuda del Rey de Francia Luis XIV a su nieto Felipe V abarcaba, además de tropas, prácticamente todo lo que necesitara el Ejército español –hasta sus banderas y uniformes se confeccionaban en Francia-, hay que suponer que los cordones de los cadetes franceses serían copiados para identifi car a los españoles desde los primeros pasos de su existencia. La antigua mentalidad militar de esa época, aderezada por las circunstancias de la Guerra de Sucesión, hacía que los regimientos fueran muy independientes unos de otros en detalles de los respectivos regímenes interiores, tal como se aprecia, por ejemplo, en el muy diferente número de cartuchos de dotación de cada soldado de regimientos distintos. Por ello, probablemente, los cadetes aparecerían en unos regimientos antes que en otros, y además se les nombraría según diferentes criterios selectivos. De ahí el cúmulo de situaciones particulares que, en 1722, se vio necesario corregir despidiendo de la categoría de cadetes a quienes no cumplieran los requisitos generales. Detalle del Cuadro Batalla de Almansa Museo del Prado


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