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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 856

nuclear- y en cuanto a que el modelo sería similar a un B-52 en cuanto a capacidades (lo cual no es de extrañar, dada la fiabilidad y éxito operacional de este modelo), sí que surgieron discrepancias respecto a si sería un vehículo tripulado, no tripulado, o bien se contemplarían ambas posibilidades de manejo. Así, con estas perspectivas, se comenzaron a dar los primeros pasos, que culminarían en la fase RFI (Request For Information, fase en la que se contemplan múltiples alternativas de materiales, sensores, etc, y el coste asociado a ellas) y más tarde, en la RFP (Request For Proposal, fase en la que, basándose en las conclusiones extraídas de la RFI, los requisitos están más cerrados y pueden estimarse de manera más fiable los costes del programa), todo ello de manera muy prudente, económicamente hablando. Pero no se contaba con que Robert Gates reemplazara a Donald Rumsfeld en noviembre de 2006. Gates cambió completamente la política de su antecesor, dejando de un lado las necesidades estratégicas y enfocándose en la lucha contra-insurgente, cesando del mando a generales favorables a los programas F-22 y NGB y reorganizando el arma de bombardero bajo el Global Strike Command (GSC), en el que se incluyeron los bombarderos B-2, B-52 y los misiles balísticos intercontinentales (ICBM). No tardó mucho en dar el siguiente paso; la creación del PGS o Prompt Global Strike, al que destinó una cuantía de 240 millones de dólares y cuyo objetivo era ser capaz de bombardear mediante misiles cualquier posición del globo en menos de una hora, empleando armamento convencional, bien desarrollando nuevos misiles intercontinentales, bien sustituyendo las cabezas nucleares de los LGM-30G Minuteman III por convencionales, o bien desarrollando un avión aeroespacial que fuera transportado hacia las capas altas de la atmósfera por un ICBM y que luego alcanzara su objetivo o bien planeando o bien utilizando un sistema de empuje autónomo. El programa tuvo sus detractores, que argumentan –en presente– que su ejecución podría romper tanto el tabú existente en el empleo de armamento en el espacio como el existente en el empleo de armamento nuclear, pese a que las cabezas no fueran de este tipo, sino convencionales. Otro riesgo es todavía mayor: ¿qué ocurriría si potencias nucleares hostiles, o no alineadas a la OTAN, detectasen el lanzamiento de un ICBM?; es imposible distinguir qué tipo de cabeza transporta, sólo que se trata de un ICBM con una determinada trayectoria y cuyo lanzamiento seguramente, originaría una respuesta preventiva. En 2006, Vladimir Putin expresó estas mismas reticencias al entonces presidente George W. Bush, con lo que se demostró que las cuestiones surgidas, no eran en absoluto hipótesis sin fundamento alguno, por lo que el programa planteó la posibilidad de utilizar armamento convencional impulsado por alguna clase de motor cohete, idea muy vaga que se dio a conocer en el programa de la ABC, This Week por parte del propio Robert Gates, trabajando ya para la administración Obama. LA CANCELACIÓN DEFINITIVA DEL NGB Y EL NACIMIENTO DEL PROGRAMA LRS-B En 2010, el teniente general Philip M. Breedlove indicó que la USAF estaba estudiando el empleo de armamento de bombardeo de largo alcance (LRS, Long Range Strike), que absorbió el previo PGS y acabó definitivamente con el programa NGB. Dentro del programa LRS, se contempló desde el inicio y de manera autónoma, el componente avión bombardero, que se caracterizaría por emplear componentes existentes, fruto o parte de las experiencias y mejoras implementadas en los programas F-22 y F-35 y por supuesto, del B-2, así como de las propuestas que en su momento se hicieron para el finado programa FB-22, es decir en definitiva, lo que se conoce como empleo de tecnología existente. En julio de 2014, Deborah Lee James, secretaria de la fuerza aérea, hizo públicas las necesidades e intenciones con motivo del inicio de la fase RFP del programa; a continuación se citan los puntos más importantes de la misma: “EL LRS-B será un sistema adaptable de alta capacidad basada en tecnología madura (existente), y que comprenderá un conjunto de requisitos estables y alcanzables. Hemos establecido un coste objetivo realista para el sistema y una estrategia de aprovisionamiento que nos permita adquirir una nueva flota de bombarderos estratégicos de manera sostenible. Así, aseguramos el mejor trato económico posible en lo que respecta al contribuyente. El nuevo bombardero será de largo alcance, con capacidad de repostaje en vuelo y dotado de una alta capacidad de supervivencia, con una carga bélica compuesta por armamento nuclear y convencional tanto de lanzamiento directo como con capacidad stand off”. En septiembre de 2015, se realizó Imagen del B-21 mostrada durante una la conferencia de Deborah Lee James en Marzo del 2016. (Pratt&Whitney). 746 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Septiembre 2016


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