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AEROPLANO 33

Matamoros se apoya en el bastón para posar junto a los voluntarios irlandeses (ARFM). fecha destinado a la Escuela de Transformación y Combate de El Copero en Sevilla, mandada por Gerardo Fernández Pérez22, para “reentrenamiento” en caza. Durante el mismo, en el mes de octubre, voló los aviones más diversos, caso de las avionetas alemanas Bücker Bü-131 “Jungmann” (El Copero contaba con 5 de estos aparatos, recibidos en febrero de ese mismo año), los Arado, las anticuadas Havilland DH-9 y los pesados aviones de caza polacos PSW- 10 denominados “pavipollos”, inservibles para prestar servicios en el frente. La vida en El Copero no era fácil ni tan siquiera para un piloto veterano como Álvaro: diana a las seis de la madrugada, instrucción y desayuno antes de que a las ocho se procediera al arrastre de las avionetas fuera del hangar, vuelos de ocho y cuarto a doce y cuarto, descanso para comer y vuelos de nuevo desde las dos y media a las cinco de la tarde, y a todo esto había que sumar las clases teóricas y la instrucción táctica23. Álvaro sumó un total de 15´20 horas de vuelo en 150 vuelos durante su estancia en El Copero. Y por fin, el día 12 de octubre, festividad del Pilar, se incorporó como miembro de la Segunda Escuadrilla del Grupo 2-G-3 en Sevilla (2-E-3), en aquél entonces a las órdenes del comandante Ángel Salas Larrazábal, a quién el Comandante García Morato había cedido el mando del Grupo, pues él tuvo que marchar a Italia en misión oficial24. El día 24 del mismo mes tomará contacto por primera vez con un Fiat CR.32. Permaneció en Sevilla durante el resto de octubre y todo el mes de noviembre, realizando entrenamientos tales como vuelos en escuadrilla, picados, maniobras de evasión, etc., y siempre ya con los veloces Fiat y normalmente con el numerado 3-58, añadiendo a su historial un total de 13,22 horas de vuelo en CR.32 “Chirri”. El 22 de noviembre, y según el B.O.E. número 398, es condecorado con la Medalla de Sufrimientos por la Patria, por las heridas recibidas en la pierna. El 1 de diciembre, con el resto del Grupo, es trasladado a su nueva base en Buñuel, desde donde se realizan diversas misiones en el frente de Huesca. La idea de estas misiones era despistar al enemigo sobre la verdadera idea de la maniobra general del Ejército: la proyectada y nunca efectuada ofensiva sobre Madrid a través de Guadalajara. El día 10, y tras participar todo el grupo en un espectáculo en honor a la Virgen de Loreto, patrona del arma de Aviación, efectuaron una misión de reconocimiento en el frente aragonés, tomando el Grupo contacto con 40 Polikarpov I-15 “Chatos”, con los que combatió, resultando varios aparatos tocados, pero la peor parte se la llevó nuestro valiente piloto, pues consiguió el negativo record de encajar 28 impactos que le acribillaron el “puro”, largueros y planos del Fiat 3-65 que pilotaba en esa jornada. Pese a lo aparatoso de los impactos, logró aterrizar indemne, al igual que el resto de aparatos del Grupo; según el propio Morato: “Al hacer cuentas al final del combate, arrojaban un total de diez aparatos enemigos derribados, sin ninguna pérdida por nuestra parte” 25. El día 14 se trasladaron de nuevo, esta vez a la fría Aranda de Duero (con idea de tener más cerca las bases de partida para la fallida ofensiva proyectada sobre Guadalajara). El 15 de diciembre comenzaba la Batalla de Teruel y con su inicio, todos los planes de avanzar hacia Madrid, a través de Guadalajara, fueron olvidados. El frente se había trasladado más al Este y era necesario reubicar las unidades aéreas. Con esta premisa, el Grupo de Caza fue trasladado el día 19 desde Aranda a Alfamén (Zaragoza) donde quedaban a un paso de Teruel. Comenzaba entonces uno de los períodos más complicados para nuestro piloto. La batalla de Teruel supuso un reto no sólo para las tripulaciones sino para los mismos aviones, pues las condiciones climáticas fueron completamente adversas, erigiéndose ese invierno en el más frío del siglo XX. El año 1938 comenzó para Álvaro con numerosas salidas al frente realizando misiones de protección de los aviones de cooperación de la Región Aérea de Levante (su anterior destino), los Imam-Romeo Ro.37, los He 45 “pavos”, los He 46 “pavas” y de los aviones de bombardeo. Todo esto, simultaneado con cruceros de vigilancia por el frente y cooperación con ametrallamientos a tierra26. En febrero continuó la tónica, no teniendo que lamentar ningún suceso grave salvo algún aterrizaje en aeródromos cercanos por falta de combustible, como el del día 20 en Calamocha, y el del día 21, en Bello. El día 22 de febrero era recuperado Teruel y se abría un período de calma que le llevó el día 25 a viajar junto al capitán Julio Salvador a Sevilla vía Salamanca, en una Northrop, donde recogió del Parque Regional Sur el CR.32 con numeral 3-52, regresando a Ávila, 54 Foto dedicada del mayor (comandante) Pat Dalton (ARFM).


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