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en apoyo de los distintos frentes de la Guerra Civil. Otro error que comete en dicho artículo es señalar que el aeródromo de La Ribera está en las afueras de Valencia, cuando realmente su localización está en el Mar Menor, Murcia. Peck se excusa alegando que fue culpa del entrevistador, cuya conversación se realizó en un hotel cuyo nombre tampoco cita. En sus libros y artículos, Peck menciona a cuatro aviadores americanos que volaron con él en España: Paul E. Williams, estadounidense afroamericano natural de Youngstown (Ohio); el brasileño Carlos Brunswick y otros dos sudamericanos, Alberto Aybar y Justo Sully. Pero no dice mucho más sobre los iberoamericanos y poco en lo que se refiere a Williams. Sin embargo, describe con detalle las maniobras que realizaban en los vuelos en formación y en los de entrenamiento y de combate. En el año 1969, Albert Baumler, escribió al coronel Raymond F. Toliver, historiador de la Asociación de Ases de Caza norteamericana, que él no creía nada de lo que Peck contaba sobre sus vuelos en España. El coronel Toliver, que había pasado una larga temporada después de la Guerra Civil en España y se había entrevistado con muchos generales y coroneles del Ejército del Aire, quiso conocer datos de la actuación de los dos únicos aviadores estadounidenses de raza negra, James Peck y Paul Williams. Solamente uno de los Coroneles le manifestó que nunca tuvo conocimiento de que estos aviadores pilotasen aviones de transporte y menos de caza. Hay que recordar que Albert Baumler abandonó España antes que James Peck llegase, por lo que no pudo saber si las afirmaciones de este último sobre su participación en la Guerra Civil eran inventadas o no. Los relatos de Peck están llenos de errores y sus afirmaciones no han podido ser corroborados por ninguna fuente conocida, ni estadounidense ni española. El piloto de caza estadounidense más destacado en nuestra Guerra Civil, en apoyo del Gobierno republicano, fue indudablemente Frank Glasgow Tinker Jr. Voló en los cielos de España durante casi siete meses, desde el 7 de enero hasta el 29 de julio de 1937 y pudo acreditar nada menos que ocho victorias aéreas. Nacido en Kaplan, (Luisiana) el 14 de julio de 1909, pasaría su infancia en la localidad de De Witt, (Arkansas), donde su familia se había trasladado. Allí cursaría y se graduaría en sus primeros estudios. En 1926, se unió a la US Navy, con la ambición de ser aviador naval, y se graduaría en la Escuela Naval de Annápolis. Posteriormente, efectuaría entrenamiento como piloto en la Escuela del Ejército en Randolph Field (Texas) consiguiendo su calificación como piloto en la Escuela de vuelo de la Navy en Pensacola (Florida). Al año siguiente fue asignado a la Aviación Naval, convirtiéndose en piloto de reconocimiento de hidroavión del crucero San Francisco. Fue destinado como observador de la Navy, en la Flota de la Costa Oeste, donde solo estuvo seis meses, ya que tuvo que comparecer ante un Consejo de Guerra al verse involucrado en dos accidentes. En 1935, Tinker se unió a la tripulación de un petrolero de la Standard Oil que hacía la ruta de NY a Baton Rouge (Luisiana) como tercer oficial. Pero a mediados de julio de 1936, abandonó este trabajo en busca de un puesto como piloto. Después, trataría de unirse al Gobierno etíope, como piloto, contra la ocupación italiana, pero desistió de ello porque Etiopía carecía de una Fuerza Aérea. En su casa de De Witt (Arkansas), Tinker Jr., con 27 años, tenía ansias de aventuras y quería participar en la Guerra Civil española, pero no sabía a qué bando unirse. Tras la heroica defensa del Alcázar de Toledo se inclinó por los rebeldes, pero después del bombardeo de Madrid por los Junker– 52 sus simpatías se decantaron a favor de los leales, pues Cuando comprobé que Hitler y Mussolini estaban tomando medidas dirigidas a invadir militarmente a España decidí ofrecer mis servicios como piloto de combate a los gubernamentales. En 1936, Tinker escribió al cónsul general en NY y al embajador español en México, adjuntando su currículum como aviador. Posiblemente, él no quería crear problemas entre el Gobierno de su país y las representaciones diplomáticas de España en Washington y Nueva York. Pero el embajador en México le animó a unirse a la contienda y le escribió para firmar un contrato realmente fabuloso, los ya comentados 1.500 dólares mensuales y otros tantos por cada avión derribado. Con pasaporte falso, utilizando el nombre de Francisco Gómez Trejo (nótese que F.G.T. coincide con las iniciales de su nombre Frank Glascow Tinker), se embarcaría en NY a bordo del Normandie. En el muelle, unos oficiales federales mostraron interés por su pasaporte. Con su fuerte acento de Arkansas pronunció su apellido, “Tinker”, alegando que era hijo de inmigrantes españoles que entraron ilegalmente en EE.UU. desde México y luego murieron, dejándole huérfano a un grupo de recolectores de algodón de Arkansas. Ahora solo quería volver a sus raíces. A los oficiales les pareció algo sospechoso, pero le dejaron marchar. Harold Tinker viajaría solo, pues otros aviadores estadounidenses habían optado ya por rutas alternativas. El 3 de enero de 1937, Tinker confirmaba su contrato al llegar a Valencia y tres días más tarde se trasladaba al aeródromo de Los Alcázares, para incorporarse a su destino en San Javier. Allí se reuniría con sus compatriotas Dahl, Dickinson, Dwight Bell y Manuel Gómez, realizando sus primeros vuelos de prueba en De Havilland Moth y superando la prueba final en un biplano Koolhoven. Días más tarde, empezaría sus vuelos de entrenamiento de Breguet– XIX en la base valenciana de Manises, desde donde a los pocos días efectuaría su primera misión, junto a sus compatriotas, contra un objetivo cerca de Teruel. La misión fue un fiasco. Los pilotos debían atacar la zona que tenía que haber sido bombardeada por el escuadrón anterior, pero éstos habían sido destrozados por los cazas Fiat italianos, no pudiendo conseguir lanzar sus bombas. 90 Así era Frank Tinker cuando ingresó en la Armada norteamericana. Ejemplar del libro “Some still live” que Tinker escribió después de regresar de España.


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