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RHM_extra3_2015_500 años Gran Capitán

34 ANTONIO CABEZA RODRÍGUEZ pagar, en Pedroche, para la reedificación de Cañete, y diez años después la villa y el castillo de Alcalá de los Gazules, con obligación de mantener 150 hombres armados y dispuestos para entrar en acción. En torno al año 1307 figuraba ya ejerciendo el importante oficio del Adelantamiento Mayor de Andalucía o de la Frontera, en principio como delegado del infante don Juan y años más tarde,ya en el reinado de Alfonso XI, como titular efectivo. La muerte de don Alfonso Fernández de Córdoba se relacionó con el cerco de Algeciras, cuya toma en 1344 inició un nuevo periodo en la historia grana-dina al quedar la frontera terrestre a la defensiva73. La vida en la zona de frontera creó una peculiar vecindad entre cris-tianos y musulmanes, ciertamente marcada por el ambiente bélico, con operaciones incontroladas de pillaje y saqueo a uno y otro lado, pero tam-bién con “puertas” para el intercambio mercantil y momentos de parénte-sis más o menos prolongados en los periodos de tregua, como ocurrió en prácticamente todo el reinado de Pedro I, de 1350 a 1369. Para resolver los problemas y pleitos que generaba esta precaria convivencia se habían creado los alcaldes mayores de frontera, respetados como jueces ecuáni-mes por ambas partes. En el obispado de Córdoba y Jaén el primero que lo desempeñó por nombramiento de este monarca fue Gonzalo Fernández de Córdoba, asistido por lugartenientes que tramitaban las querellas y por los llamados “fieles del rastro” en los distintos concejos que aseguraban el pago establecido en las sentencias. Además, contaba con la ayuda de los queridos “alfaqueques”(expertos en el rescate de cautivos de una y otra religión).Don Gonzalo ya había merecido por su talento militar el nombramiento de alcai-de de la estratégica plaza de Alcalá la Real, con su imponente fortaleza de la Mota “guarda e defendimiento de los reinos de Castilla”. Pero en ausencia de enfrentamientos con los moros, el reinado de Pedro I estuvo plagado de disturbios por las querellas en la familia real que llevaron a la guerra civil. De la fidelidad inicial mostrada al monarca, Gonzalo Fernández de Córdoba pasó a apoyar al pretendiente bastardo, con serio riesgo de perder la ciudad de Córdoba por el ataque conjunto en 1368 de los partidarios del rey y de los musulmanes granadinos. Tras su presencia en la batalla victoriosa de Montiel, Enrique II lo mantuvo en el oficio de alcaide la fortaleza de Alcalá la Real y le encomendó tareas delicadas, como colaborar en las conversacio-nes de paz con los aragoneses en el año 1375. A la par vinieron las mercedes y el encumbramiento del linaje hasta quedar situado entre las principales familias de la nobleza andaluza. En relación con ello estuvo la merced del señorío de la villa de Aguilar de la Frontera, en 1370, seguida de una sis- 73 Ladero Quesada, Miguel Ángel: Andalucía a fines de la Edad Media, op. cit., p. 300. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2015, pp. 13-44. ISSN: 0482-5748


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