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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 133

Sevilla (47). Alguno de los contratos también menciona el destino final de la expedición a la vuelta: «… hasta que la dicha nao capitana haya dado fondo en la ciudad de Sanlúcar de Barrameda como es costumbre», aunque no es lo más frecuente (48). Tal vez habría sido más indicado escoger ministriles que residieran en Sanlúcar de Barrameda, puesto que su trabajo no afectaba al tramo fluvial del viaje, pero allí no había músicos extravagantes —la población musical de la ciudad estaba por entero al servicio del duque de Medina Sidonia—. De hecho, las necesidades eventuales de Sanlúcar eran cubiertas por músicos sevillanos que se desplazaban por tiempo limitado, de lo que se puede encontrar multitud de ejemplos en la carrera de muchos de ellos. Y no pocos de los músicos de Sevilla habían formado parte del personal musical del ducado en tiempos anteriores (49). El cometido ¿Cuál era la misión de los ministriles a bordo de la flota de Indias? Los contratos no dan mucha información al respecto. La mayoría se expresa en estos lacónicos términos: «… fiziendo en el dicho biaje e tornaviaje y estada el dicho nuestro oficio de ministriles» (50). Solo hay un contrato que ofrece datos más jugosos: «… haciendo la salva a las naos de la dicha flota e tocando las arboradas y las demás bezes que nos ordenaren y según y como es costumbre hacer e por ministriles de semejantes flotas en el puerto o puertos» (51). Esto es, tan solo se nos descubren dos funciones: saludar a los barcos mediante salvas y despertar a la tripulación con el militar toque de alborada. No obstante, sabemos que marcaban las horas, gobernaban el estado de ánimo de la tripulación, evitaban colisiones en casos de escasa visibilidad, transmitían mensajes, animaban a la batalla, etc. La música desempeñaría a bordo funciones comunicativas y ceremoniales, y solo secundariamente prestaría una asistencia lúdica. Desde las Partidas de Alfonso X se conoce la existencia de instrumentos de viento en las naves de combate, emplazados a popa, para realizar salvas y saludos cuando menos. Ni siquiera la invención de los cañones los desplazó durante los siglos XVI y XVII (52). En la «Orden general de escuadra sobre saludos» de 1653 se describe un gran aparato de rituales musicales entre barcos, por medio de trompetas, chirimías y pitos. En las ordenanzas de 1671 se volvía a insistir en la tradición medieval: «… las salvas (47) Ib., p. 24. (48) AHPS, PNS, oficio 8, leg. 5447, 25 de febrero de 1605, ff. 296v-298r. (49) DAZA PALACIOS, Salvador: Música y sociedad en Sanlúcar de Barrameda. Junta de Andalucía, Sevilla, 2010, passim. (50) AHPS, PNS, of. 21, leg. 14312, libro 6.º de 1584, 8 de septiembre de 1584, ff. 1000r-1003v. (51) Ibídem, of. 14, leg. 8472, libro 4.º de 1600, 16 de octubre de 1600, ff. 256r-258v. (52) BEJARANO PELLICER: El mercado de la música…, p. 369. AÑO 2016, SUPLEMENTO N.º 23 A LA REVISTA DE HISTORIA NAVAL. Núm. 133 21


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