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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 133

FEDERICO MAESTRE DE SAN JUAN PELEGRíN «Hacía cuatro años que no visitaba esta Roca, y me he quedado admirado de la decadencia en que se halla su comercio, antes tan próspero y floreciente. Las quiebras son frecuentes, y escasísimo el número de personas que vienen de fuera, cuando antes era esto una verdadera Babilonia. Los alquileres de las casas y tiendas disminuyen cada día más, siendo infinitas las que se hallan desocupadas. Las calles, los almacenes, el muelle, todo sin vida mercantil, y no se oyen sino lamentos y miserias. y ¿cuál es la causa de un cambio tan repentino? preguntaba yo a un amigo que vivía constantemente aquí. “El orden que a grandes pasos se va estableciendo en España —me respondió—, pues desde que Narváez metió en cintura a los revoltosos y reprimió el contrabando, y reformó los aranceles, y estableció depósitos generales de comercio, ha desaparecido el tráfico ilícito, y con él la prosperidad de la plaza, reducido así su comercio al consumo local y a algún tráfico, con Berbería.” El ramo de tabacos por ejemplo, que es el que hasta esa época dejaba pingües beneficios a los contrabandistas, está hoy reducido a cero. Todos los años se vendían al martillo de 7 a 8.000 bocoys o sean (sic) de 80 a 100.000 quintales de la clase Kentucky y Virginia, sin contar las ventas y transacciones privadas. En el día no se vende un solo bocoy, y los que sacan a la venta pública, tienen que retirarlos sin vender, porque no hay quien ofrezca un precio aceptable, por la absoluta falta de salida, para el contrabando en España, que era lo principal. Lo mismo sucede con los algodones, pues aunque la reforma del arancel está muy lejos de ser prefecta y de producir al tesoro español lo que el consumo reclama, se dejan sin embargo sentir sus efectos en la exportación que antes se hacía de aquí, porque la mayor parte de los artículos permitidos al comercio en España, pagan hoy derechos casi lo mismo que antes recibía el contrabandista, y es claro que por cálculo especulativo nada espone (sic) lo que puede introducir legalmente y con el mismo coste. Los pintados y otros géneros prohibidos aún, son los que se esportan (sic), en pequeñas cantidades. Desde que la marina se hizo cargo de los buques del resguardo, la persecución es activa y eficaz como no podía menos de suceder por la proverbial honradez y providad (sic) de sus jefes. En todos los puntos limítrofes de esta plaza, se observa la misma vigilancia y rigidez, así en la línea (sic), como en Algeciras o Ceuta; de modo que el bloqueo al tráfico ilícito no puede ser más perfecto» (43). El contrabando a través de las líneas regulares de vapores A la actividad contrabandista hasta aquí descrita y que tenía como base principal Gibraltar, hay que añadir otra paralela, más sutil y no menos organizada, tal como ha explicado Matilde Morcillo (44). Nos referimos a la (43) El Popular, 20 de mayo de 1850. En este artículo quedan claramente perfilados los motivos de la supuesta decadencia del contrabando ejercido desde Gibraltar. La conjunción de medidas económicas, políticas y coercitivas dieron al traste en gran parte con la pujanza de en otros tiempos tan floreciente comercio ilícito. (44) MORCILLO ROSILLO, M.: «El estado de la navegación por el Mediterráneo visto por un diplomático español (1841)», en Ensayos. Revista de la Facultad de Educación de Albacete, núm. 14, pp. 71-78. 54 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 133


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