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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 133

LA ExPEDICIóN DEL ÁRTABRO AL AMAzONAS: DE LA ILUSIóN AL DESENCANTO «Considerando las dificultades inherentes a toda empresa, como es la de la expedición Iglesias al Amazonas y las actuales circunstancias de España, que obligan al Estado a prestar una mayor atención a los problemas de su reconstitución interior, sin renunciar definitivamente a llevar aún a cabo una obra de tal índole para el prestigio de España en América, el Gobierno acuerda aplazar dicha expedición científica...». Se alegó que el coste del proyecto era excesivo en proporción a sus presumibles resultados, así como la indiferencia suscitada en ciertos círculos científicos nacionales y ciertos amagos de animosidad mostrados por las repúblicas americanas por cuyo territorio iba a discurrir la expedición, aunque todos estos impedimentos entraban dentro de lo previsible, pues ya en el Consejo de Ministros de 26 de septiembre de 1935 se citaba: «Se acordó orillar algunas dificultades surgidas con motivo de la expedición al Amazonas del Ártabro que ofrece un Estado sudamericano. A este respecto, la fecha señalada para realizar la salida, que es el día 12 del próximo mes de octubre, se aplazaría en caso preciso». El articulista juan B. Robert ironizaba sobre el boato magnificador que había rodeado al proyecto: «… se emitió y circuló una serie de bonitos sellos de correos conmemorando la salida de la Expedición... antes de salir». y concluía: «En resumen, que si ahora resulta doloroso que la expedición al alto Amazonas quede en proyecto, tanto más lo es el sentido apoteósico, de epopeya, que antes se le concedió, para venir a parar en su fracaso antes de emprenderse el viaje, para que fuera de aquí se catalogue como una “cosa de España” más». Un editorial de El Sol de 25 de marzo de 1936 trataba de justificar la decisión gubernamental de suspender la empresa: «La interferencia del asunto relativo a los planes del viaje del Ártabro al río Amazonas en los Consejos de Ministros celebrados de tres meses a esta parte, y entre los problemas políticos y de administración que al gobernante plantea el afán de cada día, no deja de ofrecer curiosos caracteres. Una vez realizados todos los preparativos de la expedición, seleccionado el personal científico de la misma y lanzada a los cuatro vientos desde hace cuatro años, la noticia de la inminencia del comienzo del viaje ha venido sufriendo este constante aplazamiento hasta llegar el día de ayer, en que el Gobierno se pronuncia por la suspensión definitiva de la realización de la empresa tal y como se había concebido y preparado por el Patronato correspondiente, del que era brazo ejecutor el capitán Iglesias. La decisión ha sido madurada en deliberaciones de varios Gabinetes. Nadie, por lo visto, estaba convencido de la necesidad de la gesta preparada, y sobre todo del rendimiento de la misma. No ocurre así con otra expedición de pretensiones análogas a la de Iglesias, que a toda prisa se está preparando en Francia, bajo la protección y con el concurso de altas instituciones científicas. Mas no es la ocasión de discutir el acuerdo del Consejo en cuanto a la suspensión del viaje. En un editorial publicado Año 2016 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 89


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