su ingreso. «Fue una decisión que apoyaron y que les ilusionó tanto como a mí desde el principio», recuerda. Desde que lo logró, ha vivido su situación de pionera con «total naturalidad», y ya queda lejos la anécdota que vivió en Segovia cuando era una dama alumna en la Academia de Artillería: «estaba paseando de uniforme junto a otros compañeros y nos cruzamos con un señor ya mayor que a su vez paseaba junto a su señora. Al pasar a nuestra altura se quedó mirándome y exclamó: “Ya lo he visto todo”». Pero aquel hombre se equivocaba porque, por entonces, tampoco había ninguna mujer cabo mayor y hoy hay varias; entre La teniente coronel Cañadas es la nueva jefa del Grupo de Artillería de Campaña XII ellas, la cabo mayor Guillén, destinada en la Unidad de Seguridad de la base “Oroel”, en Jaca. También fue de las que lo tuvo muy claro y accedió al Ejército en cuanto tuvo la oportunidad, en concreto, en el año 93. Aunque afirma que siempre se ha sentido «una más» entre sus compañeros, no niega que, cuando llegó, lo hizo a un mundo de hombres, y todos se tuvieron que adaptar. Pero transcurridos más de 25 años de incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas, ella lo tiene claro: recomendaría a cualquiera a la que le guste la profesión que diese el paso. Las próximas avanzarán por el camino que ellas abrieron. ¢ 21
TIERRA EDICION DIGITAL 16
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