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TIERRA EDICION DIGITAL 17

TIERRA Nº 17 | NOVIEMBRE 2016 ENTREVISTA «Siempre vimos al Ejército español como una gran ayuda que nos ofrecía estabilidad» Ahora vive en Suecia, donde la vida es muy diferente a la de Afganistán. ¿Echa de menos, en cierto modo, su país? A pesar de la situación de seguridad tan complicada que existe en Afganistán, yo tenía allí una vida y, además, servía a mis compatriotas. Cuando lo dejé todo para proteger a mis hijas, por supuesto que echaba de menos mi vida diaria. Ahora soy profesora de Educación Secundaria 52 en un colegio de Suecia. Pero, como madre, ¿soy feliz por haber tomado esta decisión?, ¿feliz de que mis hijas estén a salvo en un sitio seguro, crezcan haciendo lo que quieren y puedan perseguir sus sueños? ¡Por supuesto que soy feliz! En esta exposición fotográfica aparecen muchas mujeres y niñas valientes. ¿Cree que habrá una solución en el futuro para los problemas de las mujeres en Afganistán? Para que hubiera un cambio positivo, la comunidad internacional debería prestar más atención a la realidad afgana. Tenemos un Gobierno muy corrupto, la situación de seguridad es muy inestable y las promesas de los gobernantes no tienen valor. Quienes más sufren son las mujeres, ya que pierden a miembros de sus familias y, si viven en zonas de guerra, están expuestas a ser atacadas, violadas, lapidadas y, en general, a sufrir una gran violencia física. Por otra parte, están los asesinatos de honor (la semana pasada hubo 25 casos en todo el país), y esa es también una cuestión que afecta a los derechos humanos fundamentales. Si la comunidad internacional mantiene las mismas decisiones y las mismas políticas que en 2002, no podemos esperar ningún cambio. El Ejército de Tierra español ha trabajado durante muchos años en Afganistán. ¿Ha tenido usted alguna experiencia con los militares españoles? Sí la he tenido, porque el Ejército español desplegó en mi provincia, Badghis. Por supuesto, teníamos una buena relación con ellos, aunque también presenté mis críticas en las conferencias celebradas entre los Ministerios de Defensa de Afganistán y España. Lamentablemente, tuvimos dos problemas. El primero, que los coroneles cambiaban cada seis meses y, con ellos, todo el personal. Para nosotros, eso suponía tener que empezar prácticamente de cero cada seis meses. El segundo problema surgió el último año, por la mala gestión de determinadas empresas afganas que prestaban servicio a los españoles, lo que me afectó a mí como representante política. En cualquier caso, siempre vimos al Ejército español como una gran ayuda que nos ofrecía estabilidad. ¢


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