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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 334

—¿Presta algún tipo de asesoramiento jurídico la RAEJL al Ministerio de Defensa a la hora de elaborar las leyes castrenses? —No, hasta ahora no. Pero espero que algún día nos pidan ayuda, puesto que, entre las funciones de la RAEJL, como corporación de derecho público, sí se contempla el asesoramiento al Estado si éste se lo pide. —¿Qué sintió, personalmente, cuando supo que le habían concedido el Premio Extraordinario de Defensa a la sección de Derecho Militar? —Satisfacción y agradecimiento y, más tarde, lo asimilé como un estímulo para continuar potenciando las actividades militares en el seno de la Real Academia. —En definitiva, seguir marcando líneas de acción como centro de investigación y de formación de opinión... —Efectivamente, la RAEJL ha desarrollado estas funciones de forma muy intensa en varias etapas de su existencia. Ha habido épocas en que esta función ha quedado muy diluida, pero ahora estamos intentando recuperarla a marchas forzadas, pero no sólo en aspectos castrenses, sino en relación al mundo jurídico en general. —En un mundo tan tecnificado, tan global, ¿cómo se justifica la existencia de una institución como ésta, surgida en otra época muy lejana tan diferente a la actual? —Las Reales Academias son evidentemente instituciones centenarias. Nacen en el siglo XVIII, con vocación de enseñar y formar opinión. La justificación de su existencia es la de siempre: no basta con la acción, para obrar bien hay que pararse a pensar y eso exige formación intelectual. Y esa es la función que siempre han tenido las Reales Academias: pensar con sosiego y autoridad, dar opiniones alejadas de la pugna política interesada e inmediata y, además, por juristas muy escogidos. Dentro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación hay, en principio, juristas que están entre los más distinguidos de España. Por tanto, la labor de investigación y de creación de opinión, que son las propias de las Reales Academias, son las que debemos mantener, porque son las que justifican su existencia. —Sin embargo, es normal que el gran público, cuando oye hablar de una Real Academia, piense automáticamente en algo solemne, antiguo y, si me apura, un tanto arcaico. —Hasta cierto punto esta visión es un tanto lógica, existe realmente y tiene su fundamento. Uno de los retos que tienen las Reales Academias, entre ellas la de Legislación y Jurisprudencia, es precisamente hacerse más visibles, más presentes en la sociedad actual, opinar sobre materias cercanas a la realidad, incardinarse más en el tejido social. Por tanto, el porvenir de las Reales Academias está, ciertamente, en el estudio y el pensamiento, pero en relación con problemas actuales, con aquellos que de verdad preocupan a los ciudadanos y que tienen que ver con la sociedad de hoy. Esto es a lo que deben tender. ¿Lo logramos? Pues no siempre, por decirlo de una manera suave y discreta. Todas las instituciones deben modernizarse. —¿Quiere dejar un mensaje final como copresidente de la Sección de Derecho Militar de la RAEJL? —Lo único que quiero destacar, una vez más, es lo agradecida que está la RAEJL por este premio, el honor con el que lo hemos recibido y el acicate que supone para nosotros de cara a incrementar las relaciones con el Ministerio de Defensa. Estoy seguro que la nueva ministra de Defensa nos va a seguir apoyando, porque es algo que interesa a ambas partes y, en definitiva, sirve al interés público y al Estado. Luis Sánchez Fotos: Hélène Gicquel Diciembre 2016 Revista Española de Defensa 29


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