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REVISTA ARMAS Y CUERPOS 133

Armas y Cuerpos Nº 133 43 su estrella de seis puntas, los que nos precedieron un año en este día, vuestros «abuelos» de la XXIII, estaban contentos, sí, pero de manera distinta a nosotros. En sus movimientos y en sus rostros, se veía cierta nostalgia, la añoranza de todo un año pasado en nuestra casa. Esta nueva casa que ahora habitáis y que poco a poco iréis sintiendo hasta lo más profundo. Me extrañó ver a mi «padre», tan silencioso y le abordé en el lavabo. No me respondió, pero luego, un rato antes de bajar al patio, mientras limpiábamos las trinchas, me habló seriamente. Recuerdo sus palabras: «Mira «hijo», esto que vas a hacer hoy, no podrás olvidarlo nunca. Tú habrás notado que todos los «Alféreces» estamos un poco serios. No nos pasa nada como puedes comprender, es sólo el recuerdo. ¡Si vieras lo qué se siente en estos momentos! Es algo así como la morriña de los gallegos emigrantes, una añoranza del día en que también cada uno de nosotros hicimos lo mismo. Y estoy seguro de que todos piensan como yo. Hoy a pesar de nuestra «estrella» en lo más íntimo os envidiamos. Esto os digo, compañeros, amigos de la XXV y aún más. Pronto hará un año que besé la Bandera, la misma Bandera que dentro de unos días tendréis el privilegio de besar. Privilegio de soldado español que como veis es grande. Mirad: esta Bandera que vais a besar representa aquella otra que pasearon nuestros reyes por España en su lucha contra los moros. La que ondeó en las naves de Colón y la que nuestros conquistadores clavaron en mares nuevos y un nuevo continente. Es la que desde el privilegiado lugar en que supieron ponerla nuestros mayores, habla al mundo de la paz de un pueblo que ama la paz. Es el manto que cubre los huesos de nuestros muertos, esos muertos que desde las estrellas os ven con orgullo jurarle fi delidad hasta la muerte. Y como fi n, os diré que yo, un compañero de la XXIV, lloré sobre la Bandera. Si llorar es debilidad, yo fui débil ese día y con el beso, mis ojos dejaron dos lágrimas. Quizás dentro de unos días, cuando poséis vuestros labios temblorosos en ella, la encontraréis un poco húmeda. Recordad mis lágrimas y recordad también, que seguramente hubo más débiles en 25 promociones. Juan Rodriguez Búrdalo. Sección 11 El militar y la cultura El Capitán Francisco Laguna Sanquirico desgrana en la historia las difi cultades que han tenido los hombres de toda condición para ser cultos, entre ellos los militares. Para el militar en la sociedad del siglo XX propone: Hoy, con un esfuerzo personal concreto que venza las difi cultades de la vida militar, es necesario que esto no suceda (que el militar sea inculto) y comprender que el militar actual, el del siglo XX, no puede ser un hombre simplemente “especialista de lo suyo”, sino que debe estar abierto a ese mundo del que es salvaguardia.


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