Armas y Cuerpos Nº 133 49 subordinados mirándoles a los ojos, éstas deben estar apoyadas esencialmente en el prestigio y el ejemplo alcanzado día a día, y no únicamente en las divisas que portamos en nuestro pecho. No negaré que el reto es alto pero verdaderamente apasionante. Las personas no son como vigas de hormigón, que a mismas solicitaciones mismos comportamientos. Por eso es primordial ser empático, receptivo, cercano, amable aunque en muchas ocasiones implacable. Sirvan las últimas refl exiones de mi artículo para vosotros, cadetes que en breve estaréis al mando de vuestras unidades: superar los planes de estudios no solo os da conocimientos técnicos, sino además os introduce de lleno en el desarrollo de un sinfín de virtudes, como la disciplina, el espíritu de sacrifi cio o el compañerismo, que os serán muy necesarias para liderar al personal bajo vuestra responsabilidad. El esfuerzo mayúsculo que estáis haciendo es la mejor instrucción para el futuro desempeño de la labor de mando. Siempre se nos ha dicho que “Mandar es servir” y yo me tomo la licencia de añadir para mis adentros que “Servir es amar”, así que allá donde estéis, no olvidéis que el principal activo son las personas a nuestro cargo. Quererlas. Por ello, cuando lleguéis a las unidades y empecéis vuestro trabajo, lo primero y fundamental será conocer sus cualidades, necesidades y vicisitudes, y haced un verdadero equipo. Para lograrlo existen técnicas que se estudian en los libros, pero no olvidéis que para que éstas resulten efi caces es imprescindible que vuestra entrega y dedicación hacia ellos sea real y constante. Igualmente, los cometidos y los procedimientos se estudian en los manuales, pero si no tenéis en cuenta las referencias de vuestra gente, si no ponéis el centro de gravedad en ellos, vuestra acción de mando estará limitada a la estricta disciplina y no conseguiréis la implicación necesaria para sacar adelante la misión.
REVISTA ARMAS Y CUERPOS 133
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