40 AÑOS DE LA JURA DE BANDERA. XXXV Promoción Agm

MEMORIAL DE INFANTERIA 74

ASPECTOS INSTITUCIONALES 40 AÑOS DE LA JURA DE BANDERA. XXXV PROMOCIÓN AGM D. MANUEL SÁNCHEZ DE OCAÑA VELASCO TENIENTE CORONEL DE INFANTERÍA (RESERVA) Cuando hablemos del brillante acontecimiento de aquel día debemos hacerlo tal y como fue. No añadiremos nada, pero tampoco callaremos nada por modestia. Trazaremos así el esbozo de un día fulgurante en el que el flamear de la Bandera regulaba el recóndito palpitar del corazón, apasionado por besar esos pliegues en los que tantos besos han quedado prendidos como promesa fir-me de una recia fidelidad a todo lo que esa Enseña repre-senta: la Patria, la familia, el terruño, todo lo que es nuestro y nada ni nadie nos puede arrebatar, so pena de la vida. España, páginas de gloria y de historia escritas con la san-gre de todos sus hijos, de todos los que nos precedieron en el solemne juramento que empeñamos aquel día y que juramos cumplir como ellos lo hicieron; y porque si lle-gara el día de nuestro partir marcial, incluso en la reserva actual, recordaremos siempre que a los que mueren por la Patria manos ingrávidas de ángeles bordan un trono de rubíes muy cerca de Dios. Pero este es el bello sacrificio, el que queda en el recuer-do, el que se conmemora con tambores y cornetas. Hay otro más humilde, más modesto, lleno de soledad y de silencio. Es el que hemos practicado al cumplir el deber nuestro de cada día: antes en el cuartel, al amparo del Ejército, mientras prestábamos servicio activo; ahora en la vida civil, en cualquier lugar donde estemos esforzán-donos para que esta España nuestra sea el hogar feliz para todos, que todos deseamos. 18 Hemos prestado servicio en un Ejército de leyenda y a ella nos debemos todos los que hemos vestido este uniforme, al que dieron fama legendaria aquellos que murieron en sus filas con los nombres del Ejército y España permanentemente uni-dos ya en la Historia de nuestra Nación. Somos ciudadanos de Ella, protagonista muchas veces de la Gran Historia, y no debemos renunciar a seguir siéndolo; pero queremos que lo sea por el traba-jo de todos sus hijos, de todos los que hemos nacido y crecido bajo la sombra de esta Bandera que a todos nos cobija, que protege la paz de nuestros muertos, que nos tiende su manto de grandeza, de honor y de gloria para que en nuestro corazón brille la esperanza. Que no nos abandone nunca, a ninguno de nosotros, el sosegado contento de haber nacido español, siquiera fuera no más que por el desprendido juramento que aquel día realizamos y ahora renovamos, en el que generosamente ofrecimos dejar lo más valioso que tenemos: la vida y todo lo que en ella nos es grato: familia, amigos y amores; todo, para que la Patria permanezca. Y recordemos emocionados siempre a todos los que murieron en el cumplimiento del deber. Que vayan hacia ellos nuestros ¡Vivas! resonando en cualquier sitio que pi-semos para demostrarles nuestro eterno agradecimiento a sus gestas. Y al llegar el más cercano día en que digamos adiós a todo, a la aguda trompeta, al tambor que despierta el ardor del alma, a las reales Banderas y a lo que ha constituido el orgullo, la pompa y el aparato de la vida militar, que sea ella la que nos una hasta el sepulcro con la Patria que nos vio nacer, para entonces ser de ella, lo que dijo el poeta: Y cuando ya mi tumba, de todos olvidada, no tenga cruz, ni piedra, que indiquen su lugar, deja que la are el hombre, que la esparza la azada, que todas mis cenizas se vuelvan a la nada, y en polvo de tu alfombra se vuelvan a formar. Promoción de la A.G.M.


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