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REVISTA GENERAL DE MARINA DICIEMBRE 2016

TEMAS PROFESIONALES — La evolución de la tecnología y su impacto sobre las relaciones entre Estados, entre ellos y la sociedad y entre individuos. — Las tendencias demográficas y los flujos migratorios. — La traslación y, en gran medida, difusión de los tradicionales centros de poder. Sin embargo, y a pesar de esta evolución en el entorno, las causas profundas de los conflictos futuros mantendrán sus tradicionales raíces de ámbito económico, social, religioso, étnico o ambiental; además, y como novedad, también podrán ser provocados por actores no estatales, fundamentalmente por aquellos de carácter no violento, en contra de la concepción tradicional de que los conflictos se producen mayoritariamente entre Estados. El conflicto, en este nuevo entorno geoestratégico, podrá llegar a tener como objetivo principal la erosión de la legitimidad del Estado frente a su opinión pública, o evitar que proporcione los servicios esenciales a los ciudadanos, todo ello con la intención de provocar una carencia de gobernabilidad real o percibida. La evolución en la concepción de la guerra Durante los últimos veinte años, y debido a la ambigüedad que subyace en la correcta definición del conflicto en la actualidad, han surgido innumerables intentos de acotar las «nuevas guerras». Sin la intención de mostrar una lista exhaustiva, se pueden señalar como más representativas las expuestas por: Rupert Smith (War amongst the people); Martin Libicki (Non-obvious warfare); Mary Crannell y Ben Shepard (Narrative warfare); Frank Hoffman (Hybrid warfare); Charles Dunlap (Lawfare); Qiao Liang y Wang Xiangsui (Unrestricted warfare); Edward Luttwak (Post-heroic warfare); William Lind (4.th Generation warfare) o John Boyd y Frans Osinga (Decision Cycle Dominance). La dificultad para acotar correctamente el nuevo tipo de conflicto al que nos enfrentamos podría provenir del aferramiento conceptual del estamento militar a las guerras industriales entre ejércitos burocratizados posteriores a la Revolución Francesa, lo que ha creado un paradigma muy ritualizado que se centra en el enfrentamiento violento a gran escala entre fuerzas opuestas. Este modelo conceptual provoca en la actualidad confusión y dificultad para asumir las nuevas dinámicas emergentes, ya que se tiende a identificar la parte con el todo. Sin embargo, fenómenos como los ya reseñados en relación con la difusión de la tecnología y el surgimiento de nuevos actores no estatales obligan a plantear un nuevo paradigma en el modo de conceptualizar la forma de enfrentar las amenazas. 878 Diciembre


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