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REVISTA GENERAL DE MARINA DICIEMBRE 2016

TEMAS PROFESIONALES ce resulta inicialmente necesario calcular la FOM (cifra de mérito) de cara a introducir este dato en las tablas PROPLOS (pérdida de propagación), obteniendo el correspondiente alcance. Para el cálculo de la FOM emplearemos los siguientes datos: nivel de salida de la fuente, nivel de ruido, índice de directividad y umbral de detección, tal y como aparece en la ecuación sonar: FOM = SL – BN + DI – DT Una vez conocidos tales datos, el valor de la FOM se sitúa en 120 dB para la frecuencia más baja de trabajo del sonar DE 1160 LF. Este valor lo introduciríamos en las tablas PROPLOS, que vamos a generar a partir de un programa software que utiliza la base de submarinos de la Armada española, WADER 32, para la obtención de los alcances sonar en la realización de ejercicios. Las tablas obtenidas se realizarán a partir de unas condiciones batitérmicas preestablecidas, debido a que durante los meses de enero y febrero normalmente se poseen los mismos valores independientemente del año. En el caso de que variara esta estimación frente a la que obtendríamos del estudio real batitérmico, sería mínima y no nos afectaría significativamente en el valor del alcance obtenido. A continuación reflejamos una distinción entre el alcance obtenido en la zona de exclusión para áreas próximas al archipiélago canario (océano Atlántico) y el obtenido para áreas próximas a la isla de Alborán (mar Mediterráneo). Empezaremos estudiando lo que ocurre en el océano Atlántico en el mes de febrero (gráfico núm. 1 de la página siguiente). Como podemos observar, se obtendrían alcances aproximadamente de 80 millas para 120 dB. A continuación, analizamos qué sucedería en zonas próximas a la isla de Alborán (gráfico núm. 2 de la página siguiente). Tal y como se refleja, se obtendrían alcances superiores a 60 millas para 120 dB. Por tanto, podemos estimar que la zona de exclusión en ambas áreas se situará, aproximadamente, entre 70-80 millas para pérdidas de propagación de 120 dB, y es posible afirmar que el cetáceo percibirá la onda sonora en cuanto lo detectemos con nuestro sonar. Esta es una conclusión a tener muy en cuenta, ya que en el momento en el que detectemos cualquier contacto sonar puede haber cierta probabilidad de que se trate de un cetáceo y, por tanto, al situarse dentro de la zona de exclusión, debe ser estudiado inmediatamente antes de que se acerque a la zona de seguridad. Así, en el caso de que se verifique la detección de un cetáceo, se detendrá la transmisión del sonar activo siempre que la situación táctica lo permita y no se ponga en riesgo ninguna unidad durante la ejecución del ejercicio. No se reanudará hasta que se compruebe que la zona de exclusión está clara. 2016 869


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