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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 910

que cubrieron casi 20 años, la primera etapa de los 45 de duración del Protectorado, estuvieron llenos de batallas ganadas y también perdidas. La presencia militar española en la zona durante tanto tiempo, y justo después de la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, donde se disolvieron sendos ejércitos expedicionarios y sendas flotas, dejó una huella importante en el Ejército español, que se dejó notar posteriormente en la dictadura de Primo de Rivera, la caída de la monarquía, el levantamiento militar de 1936 y la posterior Guerra Civil. La etapa bélica del Protectorado que ocupó, como hemos dicho, solo una parte del mismo, no puede empañar las connotaciones sociales, económicas y culturales de los otros años de Protectorado. Esta última e interesante etapa ha sido a veces minusvalorada y oscurecida por la otra imagen histórica bélica, que es la más conocida. En ese sentido, es corriente pensar en aquellos militares «africanistas» como incapaces, toscos, bebedores o que actuaron en ocasiones sin honor. Es muy probable que hubiera esa clase de militares, pero también los hubo, y mucho más numerosos, técnicamente bien preparados, ilustrados, de esmerada educación, que actuaron con honor y heroicidad y que se preocuparon, además de la organización administrativa del territorio, de la seguridad y del desarrollo social de sus habitantes. En definitiva, ni la acción española en el Protectorado puede calificarse de colonialismo rapaz ni tampoco de completamente benéfica y protectora, como era su finalidad. Del notable esfuerzo económico realizado por España la mayor parte fue a parar a gastos militares que podían estar justificados en las campañas iniciales de pacificación, pero que no lo están a partir de 1940. Por otro lado, la mayor parte del presupuesto del Protectorado se dedicaba al pago de las fuerzas reales jalifianas, la Mehala, y al pago de personal de la Administración del mismo, y solo una pequeña parte a inversiones reales. La mayoría de las obras públicas realizadas en el Protectorado se financiaron con obligaciones de Estado de los presupuestos extraordinarios de 1928, 1946 y 1952. Estas obligaciones fueron un pésimo negocio para los compradores. El resto de las obras se realizaron con cargo al Tesoro y se limitaron las 64  REVISTA EJÉRCITO • N. 910 ENERO/FEBRERO • 2017 Vista parcial de la antigua plaza de España en Tetuán, capital del Protectorado español de Marruecos inversiones en infraestructuras en amplias zonas de España. Finalmente, es preciso recordar el esfuerzo que España realizó, en particular, a través del trabajo de interventores, juristas, médicos, enfermeros, veterinarios, maestros, arquitectos, ingenieros de todo tipo, economistas, militares y policías que, durante el Protectorado, trabajaron en beneficio de Marruecos y que a partir de 1956 se incorporaron a los cuerpos de la Administración del Estado, lo que dejó un funcionariado nativo bien preparado. Gracias a la iniciativa y al patrocinio de Iberdrola se han publicado en los últimos tres años tres volúmenes dedicados al Protectorado español en Marruecos, titulados La historia trascendida, y otros dos dedicados a un «Repertorio Biográfico y Emocional» de personajes civiles y militares de todos los niveles e importancia de aquel período. Ambas publicaciones reúnen a la mayor parte de expertos españoles y marroquíes y para los estudiosos del tema tienen un valor incalculable. El Protectorado fue una historia compartida por las dos naciones, con sus luces y sus sombras, con muchas emociones y vivencias que han dejado huellas indelebles en las dos partes. Si ambas naciones se influenciaron mutuamente, creo que la influencia de Marruecos en España fue superior: baste con mencionar la nostalgia y el cariño con que recuerdan, tanto civiles como militares (muchos nacidos en ciudades del Protectorado) y sus familias aquella época de nuestra historia común.n


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