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REVISTA HISTORIA MILITAR 112

210 CARLOS RILOVA JERICÓ Azpeitia, dos cañones de 12 libras, reforzados para más señas, y destinados a las tropas de Mina26. Señala el Historial que los encargados de esa misión serán tanto el primero como el tercero de Guipúzcoa. Ambos batallones, con sus fuerzas unidas, escoltarán esas dos piezas de calibre 12 –según el Historial del 3º se-rían, en realidad, de 18 libras– por caminos, tal y como señala el documento, «ásperos». En gran parte para mantener en secreto la operación. Algo que no se conseguirá, pues el inefable general Cambronne lanzará sobre ellos, una vez más, la columna bajo su mando integrada esta vez, según parece y a juzgar por lo que indica el Historial del 3º de Guipúzcoa, por el Regimiento de Línea número 40 y varias guarniciones27. En esta ocasión tan crítica los dos batallones demostrarán, una vez más, su destreza táctica, capaz de sostener un combate, con garantías de éxito, con la que se consideraba en esos momentos la mejor infantería de Europa. En efecto, en lugar de entrar en desbandada, el primer batallón gui-puzcoano cubrirá ordenadamente el avance del tercero, que queda encarga-do de adelantar para sacar los cañones del alcance del enemigo. El fuego de fusilería que el 1º de Guipúzcoa cruza con las tropas napoleónicas es sostenido durante dos días, del 2 al 3 de febrero de 1813. Algo que debería-mos considerar como otro claro indicio de que estas tropas han alcanzado un notable manejo en la táctica propia de las guerras napoleónicas28. Una destreza militar que, acaso, supera incluso a las unidades de la Guardia Imperial con las que se va a enfrentar en esos momentos. En efecto, en esos momentos entran bajo el fuego no sólo el general, Cambronne, que lleva a dicha Guardia Imperial a su último combate en Waterloo, sino unida-des de la misma. Se trata, como suele ser habitual en el cuadrante norte de España en esas fechas, no de la élite de esa élite napoleónica sino de efecti-vos de la llamada Joven Guardia, veteranos con al menos una campaña a sus espaldas pero, aún así, bastante alejados del modelo de los curtidos granade-ros veteranos de alto morrión de pelo que, con el tiempo, se han convertido, en el paradigma, en la imagen exclusiva, de dicha Guardia Imperial que, en conjunto, no era tan formidable, ni tan invencible. Ni siquiera en Waterloo, 26 AGG-GAO JD IM 3/1/21 bis, «Historial del primer batallón de Guipúzcoa», pp. 35-36. Otra versión de esos hechos basada en otro Historial, del tercer batallón, propiedad de la familia Larreta, en LASA ESNAOLA: Jauregui el guerrillero. Op. cit., pp. 188-189. 27 AGG-GAO JD IM 3/1/21 bis, «Historial del primer batallón de Guipúzcoa», p. 36 y AGG-GAO JD IM 3/1/21 bis, «Historial del tercer batallón de Guipúzcoa», hojas sin foliar. 28 AGG-GAO JD IM 3/1/21 bis, «Historial del primer batallón de Guipúzcoa», p. 36. Revista de Historia Militar, 120 (2016), pp. 210-232. ISSN: 0482-5748


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