Page 63

LA LEGION 537

Colaboraciones<< Actividades << de su sentido patriótico, y aplicándolos incluso al ejercito árabe: tanto se menciona que un general godo reparte “a la gente por sus tercios”, como se dice que el Capitán Tarif “iba recibiendo la gente que venía de África en los dos tercios, el uno que había venido de las Arabias y el otro del Infante Mahometo Gilbair, hijo del Rei de Tunez”. Los autores románticos al igual que los neoclásicos hacen un esfuerzo conciso por recuperar la españolidad de los tercios y por eso proceden metódicamente a aplicar los términos como “tribus”, “turba” y “bárbaros” a los enemigos de España, reservando el término “tercio” predominantemente y con pocas excepciones a los españoles. Así el Duque de Rivas en sus romances históricos habla de los gloriosos “invictísimos tercios españoles, cuya gloria es pasmo del universo”, de “la invencible infantería de los españoles tercios”, a quienes compara con “el huracán que arrasa los enmarañados bosques”. La identifi cación entre la nación española y los tercios que la sostienen y la defi enden se manifi esta a través de las imágenes de los símbolos de la patria. En Los romances históricos del Duque de Rivas, estos símbolos son “los pendones invencibles de los tercios españoles”. En el último cuadro del drama El pabellón de África (1859) de José Martínez Rives, las banderas y los pendones nacionales ondean sobre las fortifi caciones destruidas del enemigo. Los tercios españoles desfi lan a paso regular mandados por tres protagonistas “condecorados ya por su valor”, seguidos por “los musulmanes rendidos con sus pendones arrollados” … Al pasar por medio del pueblo que ha llenado el espacio dispara un cañón y se escuchan tres vivas: uno al Pabellón Español, otro a la Reina, otro al Ejército. El Romanticismo español, desde su confi guración a principios del siglo XIX, y especialmente la corriente tradicionalista que enmarca los valores románticos con los valores cristianos genera un discurso literario de intencionalidad regeneracionista. Este detalle es especialmente importante para un país como España, que desde el comienzo de la Reconquista en el siglo VIII, y luego en los siglos XV y XVI, se convierte en defensor de la cristiandad en diferentes escenarios. El volver al glorioso pasado histórico, al proyectar anacrónicamente los símbolos nacionales sobre las épocas, personajes y espacios a los que éstos no correspondían, se inscribe en un esfuerzo monumental de construir la memoria de la identidad española que permita a la nación resistir y sobrevivir las turbulencias y las crisis políticas, sociales y espirituales que la plagaron a lo largo del siglo XIX. El uso literario de la imagen de los tercios españoles cómo símbolo del pensamiento militar original e innovador, asociado con las cualidades humanas altamente valoradas, permiten lograr este objetivo. 537· IV-2016 61 La Legión


LA LEGION 537
To see the actual publication please follow the link above