En 2012, cuando los representantes del Gobierno colombiano y de las FARC iniciaron las conversaciones para alcanzar un acuerdo de paz, el conflicto había causado 218.000 muertos, el 81 por 100 de ellos civiles, más de 23.000 secuestros y más de 5,7 millones de desplazados dentro de su país. Actualmente, cerca de cuatro millones de emigrantes viven fuera de su patria, Más de cinco décadas de conflicto Una mujer indígena amamanta a su hijo junto a una casa quemada tras los combates entre el Ejército y la guerrilla en agosto de 2012. 800.000 de ellos, en España. Las causas de este largo conflicto se mezclan en un complicado cóctel explosivo de contradicciones y elementos que marcan la historia y la política de Colombia. Con una superficie de 1.141.748 km², más del doble que España, su población es similar a la nuestra, en torno a 48 millones de habitantes, pero amplias zonas del país tienen muy poca población. Esto, unido al hecho de que Colombia presenta importantes deficiencias en infraestructuras viales y tecnológicas, hace difícil o nula la acción del Estado en parte de su territorio. Durante la segunda mitad del siglo XX la población se multiplicó por cuatro y se produjo el desplazamiento de miles de campesinos a las ciudades en busca de seguridad y oportunidades. Como consecuencia, el país dejó de ser agrario para convertirse en urbano. Sirva de ejemplo el caso de Bogotá que en 1951 contaba con poco más de 800.000 habitantes y hoy es una megalópolis con casi nueve millones. Aunque durante el pasado siglo la actividad industrial creció, esto no se tradujo en la mejora económica de la población, que se fue proletarizando en las ciudades. En el campo se produjo una concentración de tierras que generó grandes haciendas, mientras que parte de la población campesina desplazada de sus tierras se convirtió en una mano de obra agraria y urbana asalariada o subempleada. Desde el punto de vista social la desigualdad en la distribución de riqueza mantiene a un 30 por 100 de colombianos viviendo por debajo del umbral de pobreza. Por ello Colombia ocupa el puesto 12 en mayor desigualdad del ingreso entre 168 países del mundo, de acuerdo con el Informe sobre Desarrollo Humano. Entre los años 1946 y 1958, el país estuvo sumido en una grave crisis social y política, época históricamente conocida como «La Violencia». Esta se caracterizó por ser un periodo de persecuciones políticas, guerra civil entre liberales y conservadores, que se estima ocasionó más de Christian Escobar Mora/EFE 300.000 muertos. Un acuerdo entre los partidos Liberal y Conservador, puso fin a ese periodo creándose el llamado Frente Nacional y un sistema de turnos por el cual los dos partidos políticos alternarían el poder. La exclusión de otras ideologías políticas y la evidencia para algunos grupos más desfavorecidos de que con ese sistema era imposible cambiar la sociedad, hizo que surgieran nuevos grupos guerrilleros de carácter marxista, inspirados en el modelo cubano. En 1964 nacen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 1965 el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en 1967 el Ejército Popular de Liberación (EPL) y en 1970 el M-19, todos con el apoyo del Partido Comunista Colombiano. No se puede desligar el conflicto del fenómeno del narcotráfico. Con el auge de la demanda de drogas en el mercado global se creó una enorme economía ilegal en Colombia dedicada al cultivo, procesamiento y tráfico de drogas. El dinero del narcotráfico, además de crear enormes fortunas ilegales e infiltrarse en la política nacional, ayudó a financiar a grupos guerrilleros de izquierda, que consentían el cultivo y el proceso de la coca en los territorios que controlaban. También se crearon grupos paramilitares pagados por narcotraficantes y hacendados que, ante la ineficacia de la acción policial y militar, combatían a la guerrilla directamente, enfrentándose ambos en un violento conflicto que arrasó amplias zonas agrarias de forma indiscriminada. Colombia tiene el índice más alto de desplazados internos y refugiados del mundo 22 Revista Española de Defensa Marzo 2017
REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 337
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