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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 911

Grandes figuras de la Historia de España REVISTA EJÉRCITO • N. 911 MARZO • 2017  113  significación capital en el desarrollo del oficio de las armas. En cuanto a las funciones que precisamente se aplican del oficio de las armas dentro de la sociedad nos sorprende la poderosa vigencia del pensamiento de Cervantes. Nos dice, que con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, se despejan los mares de corsarios. En la terminología actual, las armas del oficio militar defienden el orden jurídico constitucional sobre el que se basa la organización del sistema político, proporcionan seguridad a ese sistema y al pueblo que lo establece, eso es lo que Cervantes denomina república. En el discurso también se manifiestan las virtudes propias del oficio de las armas. En primer lugar la obediencia y su trasunto de jerarquía y respeto al mando, como cimientos fundamentales del oficio de las armas, están muy presentes en las letras del Quijote. Obediencia y jerarquía que además son respetuosas con la dignidad del soldado, pues como Cervantes señala con tino porque, a decir verdad, no hace menos el soldado que ejecuta lo que su capitán le manda, que el mismo capitán que se lo ordena. La obediencia y el respeto a la jerarquía no son para Cervantes formales ni ciegos y sin que se vean correspondidos por algún atributo por parte de a quien se obedece por su posición jerárquica. A lo largo del Quijote no son pocas las menciones laudatorias que se dirigen a los jefes militares, como muestra del respeto que por su ejemplaridad merecen. Ejemplaridad que es atributo esencial para Cervantes entre los que incumbe el mando en el oficio de las armas. Es en el capítulo XXXIX de la primera parte, donde la ejemplaridad como exigencia del buen mando rezuma en frecuentes menciones a jefes militares de todos los rangos. Hoy en día se repite en las unidades que la orden más tajante y terminante es el ejemplo. Una vez más Cervantes nos describe ese principio básico del mando, con bellas letras. Al final de la segunda parte del Quijote, en el capítulo LX, encontramos un singular pasaje ente dos caballeros y unos bandoleros donde se refleja la austeridad, ligada a la parquedad, y escasa retribución del oficio de las armas en tiempos de Cervantes. En el discurso de las armas y de las letras del capítulo XXXVIII deja clara constancia de la austeridad del soldado, en una pirueta comparativa entre la vida del estudiante y del soldado, en la que nos dice: comenzamos con el estudiante por la pobreza, veamos si es más rico el soldado y veremos que no hay ninguno más pobre en la misma pobreza, porque el soldado está atenido a la miseria de su paga, que viene tarde o nunca. En un lugar de la Mancha… Así se inicia la obra cumbre de la literatura española


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