Page 16

REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2017

TEMAS GENERALES Uno de los oficios más comunes en Palestina era el de pescador, al que se dedicaban los habitantes de las riberas del mar de Tiberíades o del Mediterráneo. La pesca se hacía con caña o con red, siendo las más utilizadas las jabegas y los esparaveles. La primera es una red larga, sostenida a flor de agua por corchos y trozos de madera, mientras que en la parte inferior tiene plomos o pesos para que baje al fondo. Se extiende en el agua y desde tierra se trae arrastrando toda clase de peces; es la pesca que en el Levante español se denomina «copo». El esparavel es una red más pequeña, de forma circular, que se arroja con destreza para que caiga extendida sobre los bancos de pesca, para posteriormente ser recogida a bordo por uno o dos hombres. Las barcas pesqueras de aquella época tenían una eslora de 8,2 metros y una manga de 2,3 y estaban fabricadas con maderas de distintos tipos, entre las que predominaban el cedro y el roble. Podrían ser algo parecidas a los nueve metros utilizados en la ENM para instrucción marinera. Con respecto al producto de la pesca, habrá de tenerse en cuenta que en Palestina se comían todos los pescados de mar o de río que tuvieran espinas y escamas, no así con aquellos que no las tuvieran, ya que eran considerados inmundos. Los típicos del mar de Galilea eran los «peces peine», planos y de 15 centímetros de largo, con una cabeza grande y una espina en forma de peine que le corre el dorso, al que también se le llama pez de San Pedro, ya que según la leyenda fue por la boca de este pez por donde Pedro sacó la moneda del tributo. La resonancia marinera de «vamos a la otra orilla» o de «rema mar adentro » nos hace recordar el «embarca bote» de las dotaciones de los nueve metros en la ENM, previa a armar remos o arbolar palos. Se ha querido presentar a los Doce como gente muy humilde, y ciertamente no son ricos ni poderosos, pero ello no significa que pertenecieran a las clases inferiores de la sociedad. Hoy los clasificaríamos entre la burguesía medio-baja. Probablemente fueran socios, estando al frente de ellos Simón. El derecho de pesca en el lago se arrendaba al mejor postor, que sería algún personaje de Cafarnaúm o Tiberíades que, como sucede con frecuencia, se lo cedía en subarriendo a otros que realizaban las labores de pesca duras y sufridas, que templaban el espíritu y curtían los cuerpos, acostumbrándolos a todos los sacrificios y renuncias. Comenta Papini: «No por azar elige Jesús sus primeros soldados entre los pescadores; el pescador que vive gran parte de sus días en la pura soledad del agua es el hombre que sabe esperar. Es el hombre paciente que no tiene prisa, que echa su red y confía en Dios. No sabe al partir si volverá con la barca colmada o sin un pez siquiera que poner al fuego para su almuerzo. Se consuela del día malo pensando en el bueno que viene y en el que vendrá. No desea enriquecimientos imprevistos y se contenta con cambiar el fruto de la pesca por un poco de pan y de vino». Fray Justo Pérez de Urbel dice que tenían la prudencia de los hombres sencillos, eran rectos y honra- 2017 227


REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2017
To see the actual publication please follow the link above