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REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2017

varas, tendremos que volver a finales del siglo XVI y disponernos a transitar por el estrecho de Magallanes a través de una de las gestas más dolorosas, inexplicables y heroicas de nuestra historia naval. El 25 de marzo de 1584, Pedro Sarmiento de Gamboa funda —a 56 kilómetros de lo que hoy es la urbe más populosa de la Antártida Chilena, Punta Arenas, con 130.000 habitantes— la Ciudad del Rey Don Felipe, cuyos restos se conocen actualmente con el impactante topónimo de Puerto del Hambre. Sarmiento, que había convencido a Felipe II de la necesidad de fortificar el Estrecho para cortar el paso a los piratas ingleses que ya andaban dando el latazo por el Pacífico y el Atlántico Sur, llega a la llamada bahía Buena —un nombre de tranquilizador RUMBO A LA VIDA MARINA En medio de la nada, en un paisaje subantártico en cierto modo fértil, aparece este cartel anunciando la situación de la Ciudad del Rey Don Felipe. (Foto obtenida en 1990 por el hoy capitán de navío en la reserva Franciso Peñuelas Gónzalez). nuevo cuño— con unos barcos bien pertrechados y 337 expedicionarios, entre los que se contaban dos monjes franciscanos, 13 mujeres, 10 niños, 22 artesanos de oficios varios, 88 colonos y, el resto, soldados y marineros. Nadie sabe cómo fue, pero el 10 de enero de 1587 desembarca en la zona el corsario inglés Tomás Cavendish y, en medio de un hedor insoportable, encuentra a la población del fuerte español «muerta como perros», según sus palabras, y a un único superviviente, Tomé Hernández, divagando entre cadáveres y enloquecido de soledad y pavor. No obstante, el dramatismo del encuentro no fue obstáculo para que el corso inglés procediese a desmantelar la artillería del fuerte español y a demoler las viviendas e instalaciones para embarcar leña y otros pertrechos de interés en la flota inglesa. Cavendish bautizó aquel dantesco lugar como Port Famine, el Puerto del Hambre. El autor de estos espacios de biología marina divulgativa estuvo allí hace casi 30 años, acompañado por el entonces teniente de navío Pacote Peñuelas, el capitán médico de la Armada Asís Fernández Riestra y el brigada buzo Julio Pernas. Mejores y versados amigos y compañeros, imposible. Del Puerto del Hambre apenas quedaban cuatro muros irreconocibles, una tupida vegeta- 286 Marzo


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