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REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2017

En la naturaleza y en los fósiles tenemos sobrados y patentes indicios que nos permiten medir el crecimiento de los seres vivos, su evolución y su relación con el tempus del medio que les rodeaba. Es el caso de los conocidos anillos anuales que se observan si seccionamos el tronco de un árbol o contamos las puntas de las cuernas de los cérvidos, los círculos concéntricos de las escamas de pescado o las líneas de crecimiento que se manifiestan claramente en caracoles (gasterópodos) y bivalvos (que no necesariamente coinciden con ciclos anuales), la dentadura de los equinos y en tantos otros casos, como las perlas. Todos ellos, con sus más o menos marcadas líneas de crecimiento nos permiten calcular con toda fidelidad la edad de sus portadores. Y si su crecimiento se puede relacionar con un concreto número de días, meses, años y tal ritmo coincide con el de los ciclos solares o de los lunares, cada bicho de estos puede actuar, por extensión, como calendario de la vida de la Tierra, de la Luna y del Sol y, de paso, de las órbitas celestes que rigen el orden del universo. Las conclusiones que pueden extraerse del estudio de los fósiles rozan la ciencia-ficción. En fósiles de corales solitarios se aprecian muy bien las marcas de los ciclos anuales y, dentro de estos, los días que han tardado en completarse los supuestos períodos anuales. En el ejemplo de la figura de la derecha se cuentan 400 días (bandas de crecimiento) por año. De esta forma y desde el punto de vista geofísico, los fósiles de la Era Primaria nos confirman, nada menos, que los años solares de hace 600 millones de años tenían un mes más de duración que los actuales, en concreto una media de 424 días, obtenida a partir de varias especies de coral fósil. De estos datos se deduce que la velocidad de rotación de la Tierra decrecía con relación a la de hoy, y que se hacía más lenta cuanto más antiguo fuese el fósil, debido a las fricciones de las mareas generadas por el influjo que ejercía la Luna entonces. El tema es algo más complicado que para explicarlo en cuatro líneas, pero podemos intentar hacer un resumen cierto y coherente, ya que el caso del nautilus, el pulpo que RUMBO A LA VIDA MARINA En este coral solitario del Devónico se cuentan 400 líneas de crecimiento (aquí días) por cada banda de crecimiento (aquí años). Explicación en el texto. (Fuente: SEQUEIROS, L., 1989, Atlas de los Fósiles, Editorial Jover). 2017 289


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