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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA CERVANTES

136 Mª ÁNGELES VARELA OLEA más de cinco años sufrido en Argel (1575-1580), Cervantes volverá una y otra vez sobre su experiencia para liberar el dolor en la escritura. Los tratos de Argel, Los baños de Argel o el capítulo del «cautivo» del Quijote son algunas recreaciones en que, en cierto sentido, podemos hablar de literatura testimonial, aquella que pretende movilizar al auditorio para solucionar la situación de quienes aún no han sido liberados, pero también tiene una fina-lidad terapéutica de contar al mundo lo sucedido38. Recapitulación de la «poética militar» La lectura de la obra cervantina ofrece una serie de constantes discur-sivas coincidentes con las de otros poetas-soldado. Entre las que hemos ido desarrollando, podemos hablar de una noción común de que el militar que es poeta ha de escribir como «soldado discreto». Común a muchos de estos poetas-soldado y al propio Cervantes es el estilo sencillo, nada artificioso, que también está en relación con su rechazo de las vanaglorias, su desinterés editorial, su humildad como poetas o novelistas. Frente a la gloria de las armas, que es tal por estar al servicio de Dios, la de las letras es pasajera, si bien, la escritura es fundamental para preservar los hechos de armas en la memoria de las siguientes generaciones. El poeta-soldado es hombre de acción, pues en ella se manifiesta la libertad que aprecia tanto como para querer extenderla más allá de sus fron-teras. No obstante, acepta el mando y lo que sobrevenga, justo o injusto, con estoicismo y consciencia. Poeta del ideal, su idealismo no le merma la inte-ligencia, es consciente del desdén o poco aprecio a sus gestos, ha vivido en sus carnes las heridas del combate y visto espectáculos tremendos, y así lo refleja en su obra, pero alivia esta injusticia y estas penalidades a través de la palabra. El tono grave de Aldana, Garcilaso o Cervantes describiendo estas injusticias, puede ser también risueño desde la magnanimidad que los años le proporcionan al autor cuando escribe su Quijote. Ese humor inteligente y esa esperanza inmunizan al soldado frente al desdén y el agravio, y a la vez exorcizan sus penalidades. Muchos de ellos escriben sobre sus compa-ñeros, recordando el fin último por el que cayeron, y reflejan la fraternidad entre hombres muchas veces diferentes –como el caballero y su escudero–, hermanados ante las mismas dificultades. Ese personaje colectivo de las pie-zas teatrales cervantinas que, cuando son las tropas, confirma al mando su decisión de batallar. El poeta-soldado es un hombre de firme voluntad y 38  Fernández, Enrique: Los tratos de Argel…, pp. 7-26. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2016, pp. 136-140. ISSN: 0482-5748


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