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146 El anuncio de la reapertura de relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU. —después de 53 años— fue uno de los principales acontecimientos internacionales del año 2014. Esta iniciativa de distensión contrasta con un conjunto de acontecimientos, crisis y conflictos que están tensando y complicando las relaciones internacionales a nivel global. Los retos de la estrategia norteamericana van en ascenso y reducir el número de frentes abiertos, más aun si uno de estos es tan cercano a sus propias fronteras, permite a la gran potencia occidental concentrar la atención y los medios en otros muchos lugares, hoy de mayor trascendencia. A pesar de las dimensiones de la república cubana, es necesario constatar que su influencia es significativamente mayor que la que le correspondería por extensión geográfica, volumen de población y peso de su economía. De ese modo, Cuba cuenta con una de las representaciones diplomáticas más importantes de la región, disponiendo de 122 embajadas en el exterior, mientras que La Habana acoge 106 embajadas extranjeras1. Para el presidente de los EE.UU., Barack Obama, la iniciativa de desbloquear un problema anteriormente tan enquistado pretende ser un hito importante de su legado político de cara a la historia. Para la República de Cuba es un paso fundamental para encauzar un futuro que pronto afrontará el cambio generacional en las estructuras de poder. La generación histórica que hizo la revolución tendrá que dar paso a políticos más jóvenes sin la legitimidad y el liderazgo de los que en la actualidad ostentan el poder, lo cual presenta, inevitablemente, numerosos interrogantes. Aunque hubiera muchas otras razones de orden interno y de política exterior y de seguridad por parte de los EE.UU., la razón principal, aquella que reunió el peso suficiente para hacer que cambiara la marea, fue el deseo de desactivar una relación de enfrentamiento recíproco que dañaba de forma sistemática las relaciones de la gran potencia norteamericana con sus vecinos del sur. El alineamiento de muchos países de la región contra Washington y a favor de las tesis de La Habana en los diferentes foros internacionales estaba reduciendo significativamente la influencia norteamericana en un espacio especialmente sensible para los EE.UU. Ciertamente, las posiciones de la comunidad cubano–norteamericana en relación con la apertura hacia el gobierno comunista de Cuba habían cambiado y ya no era tan abrumadoramente contraria a cualquier acercamiento al régimen nacido de la 1 https://www.embassypages.com/cuba_es bie3 ŽƐĂŹŽƐĚĞƐĚĞĞůƌĞĞŶĐƵĞŶƚƌŽĐƵďĂŶŽͲŶŽƌƚĞĂŵĞƌŝĐĂŶŽ :ŽƐĠWĂƌĚŽĚĞ^ĂŶƚĂLJĂŶĂ'ſŵĞnjĚĞKůĞĂ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϲϲͬϮϬϭϲ ϯ


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